Por Belén Montoya – Platea preferencial es una columna pensada para hablar de cine. Saliendo del lado formal de AGNoticias, la columna se propone a recomendar películas, comentar films y a brindar «datos color» de actrices y actores pertenecientes a Hollywood, cine argentino y cine independiente. En esta ocasión, hablaremos de Midsommar y Hereditary, dos obras maestras del director Ari Aster.
Alerta spoilers: si no viste estas películas y queres hacerlo… ¡Volve más tarde!
Primer punto clave: las tramas
Hacer cine de terror hoy en día, luego de tantos años y tantos clásicos del género, no es una tarea sencilla. Resulta que en este universo cinematográfico todo ya ha sido creado, haciendo que la originalidad sea una joya muy díficil de conseguir. Es por eso que cuando Ari Aster apareció en escena no pasó desapercibido. Aunque el cineasta de 37 años hace películas desde el 2011, fue recién con Hereditary -‘El legado del diablo‘ en español- cuando su nombre comenzó a resonar con fuerza.
Para empezar, es importante hablar de la trama de ambas películas. Hereditary trata de Annie, una mujer que se muda a su casa de la infancia tras la muerte de su madre. El problema empieza cuando Charlie, su hija, comienza a percibir espectros fantasmales. Por otra parte, Midsommar va sobre una pareja de estadounidenses que acude con unos amigos a Midsommar, un festival de verano que se celebra cada 90 años en una aldea remota de Suecia. Ahí deberán adaptarse a las festividades y, por supuesto, a las tradiciones del lugar.
Siendo honesta, ambas tramas suenan simplonas… Pero su desarrollo y ejecución no lo es. Es por eso que hablaremos de la magia cinematográfica detras de estos films.
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El verdadero concepto de «horrorizar»
Algo que Ari Aster entendió perfectamente es el concepto de horrorizar. Esto es destacable teniendo en cuenta las últimas películas taquilleras del cine de terror, en donde los sustos provienen de jumpscares, es decir de gritos o escenas repentinas que nos hacen brincar del asiento. Bueno, ni Midsommar ni Hereditary van por ese lado. El director juega con una idea tan sólida que el terror nace y crece de forma natural en cualquier contexto. Recordemos que la frase cabecera de Midsommar es ‘el terror no espera a la noche’. Pero además de esto, hay algo que es aún mejor: Aster sabe perfectamente que la idea no siempre tiene que ser asustar al público, sino impactarlo. En mi humilde experiencia, ninguna de las dos películas me sacó susto. Sin embargo, se me hicieron memorables por las sensaciones que me hicieron sentir. Desde angustia hasta desesperación. Terminé horrorizada, pero sin tener miedo realmente. Eso también es cine de terror.
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Hacer terror en el siglo XXI
No me caracterizo por saber mucho de la parte técnica del cine, pero si me considero una aficionada. Dicho esto paso a mencionar el gran desafío que, desde mi punto de vista, Ari Aster superó con creces. Logró crear algo memorable en el siglo XXI. Quizás sea redundante de mencionar, pero a estas alturas ya hay muchas películas de renombre o clásicos en el cine de terror. Entonces eso genera una enorme dificultad para crear algo novedoso. Desde mi perspectiva, este director propone algo totalmente nuevo que puede gustar o no, pero es imposible negar que se siente fresco, novedoso. Si bien ni Midsommar ni Hereditary son las mejores películas que vas a ver en tu vida, si pienso que son memorables. Es un terror muy intenso, ya que todo pasa en el entorno de lo cotidiano. Con familia, con amigos, a plena luz del día, en una cena informal. Todo lo malo transcurre en un lugar que debería sentirse protegido… Pero que no lo es. Y no solo eso, sino que es todo lo opuesto a seguro.
Hacer terror en el siglo XXI
Destaco, además, las escenas impactantes. Aparte de ser un director que se caracteriza por ser explícito con la violencia y la sangre, las escenas plantean acciones tan macabras que te hacen pensar ‘qué estoy viendo’. Desde lo técnico hay un gran aguante también. Los juegos de cámaras, el zoom in, los planos generales hacen un acompañamiento a cada personaje resaltando esas acciones. A modo de ejemplo, y con una gran alerta de spoiler, debo mencionar la escena en la cual Anne se golpea la cabeza contra una puerta de forma rápida y sistemática. Aunque parece una acción simple, la interpretación y el ambiente en sí la llevan a un extremo perturbador. En ese punto, ya vimos que el personaje de Anne hizo un arco completo y su desarrollo fue un camino directo hacia el terror absoluto.
Las caras de los personajes son otro punto relevante. En la foto de abajo, vemos a la gran Toni Collette mostrar horror absoluto. Lo mismo pasa con Florence Pugh en Midsommar. El sufrimiento, los gritos y el dolor son piezas claves. En cierto punto, hacen que empaticemos con cada personaje y con su sentir. Todo se siente muy personal, las historias logran tener su lado íntimo. Ni hablar de lo estéticas y hermosas que son algunas escenas, la teatralidad con la cual se desarrollan. Todo eso hace que el terror sea profundo, no algo superficial como un ‘sustito’. Cada película es un viaje hacia una historia cargada de simbolismos y de emociones.
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¿Vale la pena ver Midsommar y Hereditary? – Por Belén Montoya
Absolutamente sí. Ambas películas hacen una propuesta novedosa con toques sumamente originales. Desde mi punto de vista, ambas serán consideradas clásicos modernos y envejecerán muy bien. Las actuaciones están muy cuidadas, al igual que el desarrollo de personajes. Si bien las tramas no son complejas de entender, el cine de Ari Aster tiene elementos que lo destacan del resto. El terror puede pasar en una cena familiar o a plena luz del día y con una gran carga emocional detrás. Otra cosa que este director tiene, es que entiende que terror no es solamente asustar. Por eso, hay que destacar el desarrollo de personajes que tienen ambos films. Es un viaje que vale la pena, muchísimo. Son películas escalofriantes, con una buena cuota de sangre, muchos simbolismos -no hablo de esto pero que quede a libre interpretación- y escenas para quedarse pensando ‘qué acabo de ver’ por un buen rato. La duración de Hereditary es de 127 minutos, mientras que Midsommar dura 140 minutos.
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