AG Noticias
Editorial

Zoo de Córdoba: ¿De qué lado estás?

Aproximadamente 219 mil personas son las que votaron la petición para el cierre del zoológico de Córdoba. El pedido fue impulsado por Emilio Cantarero y difundido por la página Change.com.

La propuesta de Cantarero afirma que el establecimiento debe cerrarse: «dejar de ser una cárcel de animales, en donde se someten a las criaturas a vivir en un entorno distinto al que realmente deberían vivir» reza la petición.

Otro de los objetivos que persigue el pedido es trasladar a la mayor cantidad de animales  a su hábitat natural y aquellos que no puedan reinsertarse,  ubicarlos en santuarios -lugares adecuados para el desarrollo animal-.

La publicación se compartió ampliamente en las redes y en tan sólo 4 días generó el apoyo miles de personas; como así también su difusión en los medios de comunicación.

Respecto a esto, Dario Villarreal, director del Zoo de Córdoba, respondió que «Las otras experiencias de cierres en Argentina no han sido muy buenas. En Santiago del Estero, La Rioja, el Ecoparque de Buenos Aires o de Mendoza, los animales siguen estando adentro». Y señaló que los animales que se encontraban en Buenos Aires fueron trasladados a Córdoba. Además aclaró que los santuarios en Argentina «son contados con los dedos», mientras que las reintroducciones «son complicadas».

Se debe tener en cuenta y es necesario aclarar que el Zoológico de Córdoba recibe únicamente animales decomisados que vienen del tráfico ilegal de fauna, rescatados de circos, trasladados de otros establecimientos o incautados de familias que mascotizan especies no domésticas.

Por lo que se debería reconsiderar tanto el pedido de cierre inminente como el traslado de las especies; ya que la mayoría de los animales al ser criados en cautiverio no sobrevivirían a su hábitat natural. Imaginemos que un tigre que pasó toda su vida en un circo rodeado de personas, no podría ser largado a la selva porque ha sido -por mucho tiempo- apartado de su instinto de supervivencia y de su naturaleza. Y en el caso de su  traslado -a su hábitat o a los pocos santuarios presentes en el país- correspondería un acto riesgoso en el que se pone en peligro la vida misma de los animales.

El Zoo de Córdoba es utilizado como alojamiento de aquellos animales incautados, los cuales son rehabilitados y cuando están en condiciones son liberados a su naturaleza original: las aves nativas liberadas en Villa Quillinzo el 15 de diciembre, la liberación de aves en la localidad de Miramar el 9 de enero y el traslado del Guacamayo rojo hacia los Esteros del Iberá en agosto del 2017, son ejemplos de estas acciones.

Es así que es necesario reveer la situación en cuestión, ya que ¿a dónde irían aquellos animales «confiscados»?. Dirigir el pedido a un mejor mantenimiento, a una mayor inversión presupuestaria, a la ampliación de jaulas, a la visibilización y condena del tráfico ilegal de animales, el mascotismo y la caza; sería una opción, tal vez, más justa para los animales.

 

Belén Altamira
nakasone