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¿Vos cómo lo ves?

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: «De amor y desamores»

¿Vos cómo lo ves?. Hoy: "De amor y desamores"
Lic. Patricia Orofino (*) Psicopedagoga Psicoterapeuta Familiar
Mat. 5108-76

¡Desamor! Pienso en ello y me sobrevienen palabras tales como vacío… soledad… desapego.

Por lo general pareciera que cuando hablamos de desamor, estaríamos refiriéndonos solamente al desamor en la pareja. ¡Creo que no es solo allí!  

Cuando una mamá tiene dificultad en dar la ternura primera a su bebé y no lo mira con esa mirada amorosa como si fuera lo más valioso… ahí se comienza a instalar el desamor. Ese bebé no se ha podido llenar de ese amor incondicional que nutre al corazón, alimenta la autoestima, nos da seguridad y nos abre a la empatía y al poder amar y ser amados.

Esta falta de amor maternal produce un estado de avidez afectiva que potencia el miedo a ser abandonado; tanto si la privación del afecto ha sido real o percibida.

Y ese desamor primario… ¡duele!

Y esto mismo se traduce en un estado crónico de búsqueda del amor, que compense el agujero, el vacío, que finalmente iremos arrastrando a lo largo de la vida. Es así, que en el afán de tener la sensación de ser querido, se pueden cometer errores al momento de elegir con quien estar.

Cuando el amor abre las puertas de nuestro corazón, existe un riesgo y es que la puerta queda abierta pudiendo ser que el amor vuelva a irse. Y puede ocurrir que nuestro interior quede vacío una vez más… abandonado, solo  quedando habitado por recuerdos, lamentos y quizás alguna culpa.

“En materia de amor y desamor somos como recién nacidos toda la vida”

Eduardo Punset

Mucho han escrito poetas, filósofos y escritores acerca de amores y desamores.

Jorge Luis Borges nos trae un poema “Ausencia” que describe aquello que ocurre cuando el amor se va.

“Desde que te alejaste, cuántos lugares se han tornado vanos y sin sentido, iguales a luces en el día.

Tardes que fueron nicho de tu imagen, músicas en que siempre me aguardabas, palabras de aquel tiempo, yo tendré que quebrarlas con mis manos.

¿En qué hondonada esconderé mi alma para que no vea tu ausencia que como un sol terrible, sin ocaso, brilla definitiva y despiadada?

Tu ausencia me rodea como la cuerda a la garganta, el mar al que se hunde”

Otra poeta, Alfonsina Storni dice que  el amor se le revela intenso pero esquivo, una presencia ausente, un espejismo.

Es interesante ver las diferentes maneras que, tanto en la actualidad como en la antigüedad se consideraba el tema del amor y el desamor.

En la mitología griega, para olvidar las penas de amor se ponían en práctica purgas y sangrías pues la creencia era que en la sangre radicaba el mal de amor. A la pasión se referían como el padecimiento y así se consideraba al amor… un padecimiento. En Francia en aquellos días, al Príncipe Luis de Borbón le aplicaron varias sangrías para poder olvidar a su enamorada.

En la Grecia antigua se recurría al remedio más extraño para esta cura. Había un promontorio en una de sus islas y desde allí se arrojaban aquellos que querían olvidar un mal amor. Afrodita, diosa de la inmortalidad que simboliza la pasión desencadenada, después de la muerte de Adonis, su amante eternamente joven, se arrojó desde el promontorio para buscar su cadáver. Lo cual hizo avivar su amor por él. En ese promontorio se construyó el templo de Apolo.

¿Y qué pasa desde el punto de vista científico, más precisamente hablando del cerebro? La antropóloga Helen Fisher se pregunta: ¿Por qué nos duele tanto el desamor y qué pasa cuando te dejan?

Parece ser que el enamoramiento es algo para lo que el cerebro está preparado genética y biológicamente. El cerebro se obstina en poner en marcha las mismas zonas cerebrales que se activan, mediante la dopamina que segrega, cuando el enamoramiento está presente. Y esto hace que se nos dificulte olvidar lo que se desea.

De hecho, el amor romántico hace que ese sistema trabaje al 100% y que nos centremos en esa única persona deseada.

“Yo la amaba con locura; éramos muy buenos amigos. Pero, un día la pasión brotó entre ambos con la fuerza de mil soles.

Creíamos que nuestro amor era verdadero y que podría derrotar cualquier problema, pero la realidad atacó. Ella se enamoró de otro, así, de repente y me dejó.

Ese día perdí el sol que iluminaba mi oscuridad y al amor de mi vida.”

Autor Anónimo

Esa ruptura del vínculo amoroso produce un impacto que evidencia la realidad de la despedida; el amante no desiste, evoca la presencia del ser amado, implora, suplica e inútilmente espera.

¿Qué hacemos ahora? Todo parece tambalearse; no encontramos certezas.

¿Qué podemos esperar del futuro?. Seguimos, por alguna razón con la esperanza de que algo cambie y que todo vuelva a ser como antes. Nos decimos: “No era cariñoso; discutíamos mucho… pero, no era tan horrible”. Nos preguntamos: ¿Cuál sería la esperanza? ¿Que cambie?

Penélope tejía esperando a Ulises. ¡Es mejor no esperar nada! ¡Lo que podría haber sido y no fue… no existe!

Frida Kahlo dice: “Me enamoré con cada palabra, me destruyó con cada acción”

Cuando alguien deja de amarte, es como si la persona hubiera perdido la memoria.

“Historia de una Pasión” es una bella película que cuenta la relación entre dos jóvenes que se enamoran y viven ese amor toda la vida. Pero, cuando ya de mayores, la mujer comienza a perder la memoria, no reconoce al marido… solo lo hace por instantes… y él, que la sigue amando profundamente siente un vacío, una intensa soledad viendo que esa pérdida de la memoria se ha llevado también a su amor por él.

Soneto del amor desesperado (Silvina Ocampo)

“Mátame, espléndido y sombrío amor, si ves perderse en mi alma la esperanza;

Si el grito de dolor en mí se cansa, como muere en mis manos esta flor.

En el abismo de mi de  corazón, hallaste el espacio digno de tu anhelo, en  vano me alejaste de tu cielo dejando en llamas mi desolación.

Contempla la miseria,  la riqueza de quien conoce toda tu alegría.

Contempla mi narcótica tristeza”

Tal vez muchos vivimos un amor que estremece el alma cuando lo miras en una vieja foto. O cuando lo ves de lejos y te palpita el corazón; tu respiración se acelera y por un momento, ese deseo te arrebata y necesitas decirle: “aquí estoy”, “estás en mis sueños” y en silencio gritarle  “yo te amo”. Pero, mi conciencia me dice que pare, me detenga… porque ese amor tuyo no es!

¡Hasta la próxima!

Que pasen un hermoso fin de semana!!

nakasone