Ayer, en Asamblea General Ordinaria, la Comuna de Villa La Bolsa presentó su memoria y balance del período 2021. Fue rechazado por amplia mayoría de los vecinos presentes.
No le alcanzó a la gestión Diedrich con contarle a los vecinos lo que había hecho durante el período en tratamiento. Enseguida comenzaron los cuestionamientos de parte de vecinos que, en varios casos, dieron cuenta del disconformismo con datos puntuales, que no pudieron ser rebatidos por las autoridades.
Es más, uno de los momentos más tensos se vivió cuando el Tesorero Jorge Fernández levantó considerablemente la voz, recibiendo el repudio de vecinas que se sintieron maltratadas por las formas y los dichos del funcionario.
«Yo debo decir, Verónica, que te voté, y que hoy estoy arrepentido, defraudado de haberlo hecho. Porque en toda tu gestión has sido autoritaria, sin apertura hacia los vecinos. Nunca nos has recibido ni has participado de inquietudes o reuniones propuestas desde los vecinos». Palabras más, palabras menos, lo expresado por uno de los concurrentes a la reunión cuando le tocó el uso de la alocución. Sin dudas, que debe ser duro para cualquier gobernante escuchar eso de boca de un vecino, y sobre todo en una localidad chica.
Informe elaborado, informe censurado
Otro punto en discusión fue la negativa de la propia jefa comunal de hacer lugar a la petición votada por mayoría de los vecinos presentes para que el Tribunal de Cuentas leyera su informe anual. «Me opongo a que sea leído», dijo Diedrich y los propios asambleístas pidieron que la negativa expresa quedara asentada en actas. ¿A qué le teme Diedrich para no dejar leer un simple informe anual elaborado por un cuerpo autónomo al Ejecutivo?
Luego entre furcios y errores («con fondos propios se repararon más de 30 mil metros de calle en la Villa», por ejemplo) la discusión prosiguió entre reclamos vecinales y pocas explicaciones de la Comisión Ejecutiva. Hasta que se llegó al momento de la votación.
A la hora de levantar las manos, fueron 31 los vecinos que rechazaron los números, mientras que otros 13 lo aprobaron.
La desaprobación, quedó absolutamente claro, no pasó solamente por los números. Marcó un significativo descreimiento de los vecinos hacia la gestión en sí, y hacia las figuras de quienes representan al ejecutivo comunal. Y no es esto una lectura apresurada, sino que se desprende de los dichos de los propios concurrentes a una asamblea que fue caliente de principio a fin.
