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«Sé tu propio jefe»: propuestas laborales que rozan la estafa

"Sé tu propio jefe": propuestas laborales que rozan la estafa

Estaba organizado mi ida al campo de un amigo. Era un sábado de enero con mucho calor. Ya ni el agua de la pileta refrescaba la temperatura corporal. De repente mi celular comienza a vibrar. Cuando me fijo, tenía un mensaje que decía “Hola como estas” de un ex compañero de colegio. Hacía tres años que no lo veía. Lo primero que se me pasó por la cabeza fue pensar que alguien de la secundaria había fallecido y que todavía no me había enterado. Consternado por la incertidumbre atiné a responder de la mejor manera.  Al rato empiezan a llegar más mensajes de este ex compañero.

El WhatsApp decía él estaba en un proyecto “muy bueno”, que le estaba yendo muy bien y que por eso estaba buscando gente para ampliar el equipo. El mensaje seguía advirtiendo de que su idea no era sumar a cualquier gente, sino que buscaban, a personas que pudieran aportar algo a este nuevo proyecto. Por eso agregó, que había pensado en mi para la propuesta.

La pregunta lógica que me surgió fue, bueno bárbaro con el proyecto, pero necesito saber más sobre qué se trata. Y la respuesta no tardó en llegar. El texto decía:

“Básicamente es un proyecto de marketing por internet, así que no necesitas viajar, moverte, gastar plata, estar determinadas cantidad de horas por día con esto ni nada tradicional ni clásico. Es super flexible”. Y remató la conversación con un “¿Te interesa?”

Inmediatamente en ese momento me ilusione. No estaba desesperado por trabajo, pero si me interesaba encontrar alguno que tenga que ver con mi carrera. Y el primer gran error ante la alegría de saber que quizás en este proyecto de marketing necesitaban gente con mi perfil, fue no preguntar mucho más y me anoté para ir a la reunión “de trabajo”. Pospuse mi ida al campo unos días y atiné a ir ¿Quién dejaría pasar una oportunidad laboral en el contexto económico en el que vivimos?.

Al llegar a la dirección, me lleve mi primer gran desilusión. No era el único esperando en el portero a que me abrieran, éramos varios. Y todos por casualidad íbamos al mismo departamento, al 6to A. Ahí me di cuenta que la invitación no era personal. Incluso varios de los que estábamos esperando, comentaron que no conocían a la persona que los había convocado.

Finalmente subimos al lugar y no sentamos en unas sillas al frente de un televisor. Dos chicos bien vestidos empezaron la charla. Comenzaron con preguntas como ¿Saben porqué están acá? Y mi desconcierto empezó a ser más grande al darme cuenta que muchos habían ido sin saber ni siquiera de que se trataba el proyecto; Y yo que creía que sabía algo más me di cuenta que estaba en la misma situación de incertidumbre.

Había uno de los dos oradores que se notaba que era el líder, se llamaba Matías. Él, tomó la palabra y comenzó a dar un discurso con diapositivas que se iban pasando en la pantalla. Empezó a explicar cosas básicas que creo que cualquier persona bien informada sabía. Nos habló de la economía actual, de como transitamos esta etapa de  revolución de la información, etc. Nos compartía sobrados ejemplos de cómo muchos negocios dejaron de contratar empleados para remplazarlos por máquinas. Nada nuevo hasta ese momento. Matías en definitiva nos advertía de que cada vez iba a haber menos trabajo y que había que sortear estas problemáticas con nuevas propuestas laborales.

Yo pensaba mientras tanto, semejante introducción y todavía no nos dice cual es la “propuesta laboral”. Matías, que tenía la misma edad que yo, alrededor de 20 años, empezó a citar frases de Donald Trump y de Kiyosaki (para lo que no lo conozcan es un famoso empresario multimillonario estadounidense que escribió varios libros que se podrían denominar de “autoayuda” financiera).

Hasta que por fin se decidieron a explicarnos a que venían con todo esto.

Nos presentó la marca Amway y nos preguntó si alguno la conocía. Claramente nadie atino a decir nada. Para mi era la primera vez que la escuchaba. Sin dejar mucho espacio para que alguien respondiera, Matías dijo que él tampoco la conocía cuando se la presentaron y era justamente porque no invierte en el marketing “tradicional” como si lo hacen otras marcas.

Ahí entendí, que el famoso “proyecto” consistía en que esta compañía se movía por marketing multinivel. ¿Qué quiere decir esto? Que la forma en que se vende la marca no es a través de la publicidad tradicional, sino que, es a través de un sistema que va de boca en boca. Claramente Matías no lo explico así, utilizaba conceptos económicos y financieros mucho más elevados que los que yo puedo decir en esta nota. Lo que si tenia para destacar de él, era su capacidad de oratoria y su habilidad para la empatía y el convencimiento. Se notaba que tenía un discurso muy preparado y ensayado.

Lo que nos proponían era, que dejáramos de utilizar productos que generalmente consumimos en el hogar para empezar a reemplazarlos por los de esta marca llamada Amway. Por ejemplo, empezar a usar la pasta de dientes Amway y dejar de comparar la que habitualmente consumimos.

Algunos productos de Anway que se venden por Internet
Algunos productos de Anway que se venden por Internet

La diferencia según Matías está en que te empiezan a “pagar por consumir”. Mientras más consumís esta marca, mas puntos te acreditan y los puntos con el tiempo se transforman en tu sueldo. Además, nos explicaban que hay otra forma de ganar créditos y que consistía en recomendar y traer nueva gente al negocio.

El sistema a mi criterio es básicamente un negocio piramidal. Aunque se hayan esmerado en explicar que no lo era. A mí me acreditan puntos de acuerdo a lo que consumo yo y a lo que consume mi amigo, conocido, familiar o incluso desconocido que invité al negocio.

La explicación siguió. De acuerdo a la cantidad de puntos que tenes mes a mes vas ascendiendo de categoría en la empresa. El ascenso de categoría conlleva a ganar más dinero y obtener beneficios como descuentos y viajes. Matías se aseguró de repetir varias veces sobre  los viajes a capacitaciones que se hacen en Disney y en lujosos hoteles mundiales.

"viajes", "historias de éxito" de la mano de Anway
«viajes», «historias de éxito» de la mano de Anway

Lo que no te dicen obviamente es el precio con el que se consiguen estos productos, que tienen un valor mucho más elevado que los productos de otras marcas, pero que si o sí debes adquirir par «cobrar un sueldo». Otra cosa que no te cuentan tampoco, es que la mayoría de las personas que se terminan metiendo en esto terminan perdiendo plata.  No es algo nuevo. Empresas como Herbalife, Nu Skin o Amway hace años que están con este negocio. El sistema explicaba Matias se resume en consumo, recomendación y capacitación. Lo que tampoco te dicen es el precio de los cursos y seminarios que dicta esta organización para que sus “empleados” mejoren en el sistema de puntos. Y ni hablar dela cantidad de libros y audiolibros que  te tenés que comparar para estar a la altura de las recomendaciones esperadas.

Herbalife, venta de productos de nutrición  Nu Skin, productos de bellezaAnway, productos de limpieza y estética

No nombran nunca la palabra ventas, pero en definitiva todo consiste en venderle el “proyecto” como me dijeron a mi a otros para que esa persona que te invita aumente su capital. Y con discursos como “sé tu propio jefe”, “el mercado laboral está saturado”, “ganas plata de acuerdo a tu esfuerzo” “con dedicarle dos horas al día te alcanza” te inundan la cabeza de falsas ilusiones.

Lamentablemente muchas personas necesitadas de trabajo terminan accediendo a estos sistemas que para mi criterio, son ilegítimos y perversos. No voy a negar que muchos ganan plata haciendo esto, pero si estoy seguro que son los menos.

Son unos pocos que siguen ensanchando sus bolsillos a costa de otros. La gran beneficiaria en todo esto es la empresa que logra insertar productos en todos los mercados sin necesidad de pagar empleados, impuestos, jubilaciones ni ART. Tiene ahora un sequito de gente que le hace el trabajo más fácil y barato.

 

Por Felipe Aliaga Freytes

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