El acto protocolar que significó la inauguración oficial del nuevo edificio del Instituto El Obraje dejó unas cuantas perlitas a la hora de repasar el acontecimiento.
HISTÓRICOS
Faltaban unos pocos minutos para que diera inicio el acto, y la casualidad (o la causalidad) quiso que tres personas que forman parte de la educación secundaria de nuestra ciudad se dieran cita en el lugar y se saludaran efusivamente. Cada uno con sus ideas, su ideología y su historia, pero los tres íntimamente relacionados a la educación local: José Molé, Hugo Testa y Fernando «Chamaco» Yunes.
SOMOS AMPLIOS, PERO…
El acto también sirvió para que desde los micrófonos «se bajara línea» respecto al candente tema de la legalización del aborto. Desde una postura lógicamente católica, los conductores no dudaron en bajar un mensaje que para muchos resultó un tanto exagerado. «Creemos que una democracia que no respete toda vida humana se convierte visible o encubiertamente en una dictadura de los que ostentan más poder», fueron textuales las palabras utilizadas en ese momento. La frase quedó flotando en el aire y lejos estuvo de pasar desapercibida.
A LAS SEÑAS
Uno de los capítulos más simpáticos que tuvo el acto fue a la hora de cantar el Himno Nacional. Fue cuando los niños de Jardín de Infantes de El Obraje, junto a sus maestras, lo hicieron a través del lenguaje de señas. Todo un detalle que adornó muy bien la fiesta de inauguración.
PEDRO!!! MIRÁ QUIEN VINO!!
Entre los muchos presentes en el acto, hubo alguien que para muchos llamó la atención: el Dr. Eugenio Coggiola, quien hizo su primera aparición pública luego de la sentencia judicial que lo condenara por hechos ocurridos durante la intendencia de Mario Bonfigli, cuando ocupó el cargo de Asesor Letrado. Se ubicó en uno de los costados, vestido con riguroso traje gris y bufanda al tono.
ABRAN LA PUERTA
Paradójicamente, el día que El Obraje inauguró su nueva casa, el Obispo Monseñor Náñez casi no puede entrar. Lo invitaron a abrir la puerta. Intentó una vez.. dos veces… hasta que rápidamente apareció alguien con la llave. Todo se solucionó con un chiste al pasar y una simpática sonrisa de Monseñor.
¿Y LOS VECINOS?
Para la ceremonia inaugural fueron invitadas delegaciones de escuelas privadas de nuestra ciudad. Cada uno es dueño de invitar a su casa a quien le parezca, pero… ¿no habría sido una señal de buena vecindad haber invitado a las instituciones educativas del barrio para este acto? El tema no habría caído para nada bien, sobre todo cuando el mensaje habla cada día de mayor inclusión.
GUíAS DE LUJO
La comitiva oficial realizó un paseo por las nuevas instalaciones, y lo hizo de la mejor forma. Desde la Dirección del colegio se dispuso que dos alumnos de Séptimo año hicieran de guías y explicaran qué había en cada rincón del edificio, y para qué se utilizaría cada recinto interno. Golazo de los directivos.
TODO SOLOS… O CASI
Durante su discurso inaugural, el Padre Marcelo Siderides destacó la importancia de la obra. Remarcó todo lo que significa desde lo educativo y el valor que tiene trabajar por un sueño hasta concretarlo. Hasta ahí, todo bárbaro. A muchos de los funcionarios les quedó haciendo ruido una frase que no les cerró para nada. Siderides dijo: «hicimos esta obra sin ayuda alguna del Estado, ni nacional, ni provincial ni municipal». Es que tal vez el sacerdote se haya olvidado que la obra está construIda sobre un terreno que forma parte de Potrero de Loyola, y que fuera donado en su momento por la Municipalidad de Alta Gracia al colegio.