Durante toda la última semana se han realizado operativos en la vía pública tendientes a controlar aquellos vehículos que incumplen con la ordenanza que regula el ruido de los caños de escape, la legislación de obliga al uso de casco en el caso de las motos, y la papelería de los vehículos.
Como resultado de estos controles en los últimos días se labraron actas de infracción y se procedió en total al secuestro de 62 motos y 2 automóviles que no reunían las condiciones para circular y/o provocaban ruidos molestos.
Sin embargo, todo esto no alcanzó para que la ciudad tuviera una noche de viernes tranquila. Nuevamente las zonas más complicadas en este aspecto tuvieron una jornada «movidita» con ruidos molestos provocados por autos y -fundamentalmente- motos hasta altas horas de la madrugada.
Dos cuestiones a analizar. Los controles está bien que existan, deberán seguir e incluso incrementarse, de eso no cabe duda. Pero también miremos el otro costado: en algún momento deberá comenzar el vecino que circula en moto o en auto, a entender que debe respetar los derechos de los demás. Que usar escape libre hace daño a otros, que no usar casco hace peligrar su propia vida, y que no tener los papeles en orden es una infracción grave. Entender que si uno tiene todo en orden, no debe temer a ningún control, y que las sanciones son para aquellos que incumplen las normas.
Si estas dos patas (el control y la conciencia) no se combinan, seguirán secuestrándose motos, continuarán labrándose multas, pero el problema no desaparecerá.
Por ahora, parece un tira y afloja entre el Estado municipal y los particulares irresponsables, buscando ver quién se cansa primero.
