Argentina a pura emoción. Como el fútbol mismo, que es pura pasión. La Selección ya dejó atrás a Países Bajos y está en semis de la Copa del Mundo.
No debió, no mereció sufrir tanto la selección Argentina para dejar en el camino a su rival. El 2 a 0 hablaba por sí mismo de un equipo que había sido superior. Pero el fútbol, tan impredecible que es, propuso un giro en el partido. Un cabezazo preciso y una jugada de pizarrón les permitió a los europeos llevar todo al alargue.
Antes de todo eso, fue la Scaloneta la que mandó en el partido. Táctica, futbolística y piscológicamente. Ganaba, y ganaba bien. Con un Messi de gran primer tiempo, con puntos altos en Molina, Enzo Fernández, dos zagueros implacables y orden táctico, Argentina hizo méritos para la diferencia que había marcado hasta entonces.
El suplementario también mostró a nuestro seleccionado mejor posicionado. Supo absorber la piña al mentón que significó el empate neerlandés y sacó pecho. Lo hizo figura al arquero rival, y muy cerca estuvo de quedarse con la victoria que merecía.
A la hora de los penales, un Dibu Martínez gigante hizo lo que tenía que hacer cuando debía hacerlo. Y se convirtió nuevamente en héroe. Atajó dos y festejó como loco la clasificación.
La ilusión está intacta. Para el seleccionado este partido fue una prueba futbolística, pero sobre todo de carácter. Y pasó con bien ambas. Vale seguir soñando… ¡vaya que vale seguir ilusionado!.
