A veces, recordar es una tarea dura pero necesaria. Por eso, en diálogo con Daniel Villar, recordamos los casos de Johana Altamirano y Silvia Maddalena, ambas víctimas de femicidios.
Johana Altamirano fue asesinada el 27 de abril de 2016 en el parque García Lorca. Fue encontrada ahogada en un pequeño curso de agua. Por supuesto, la primer hipòtesis fue un posible accidente, pero esta idea fue descartada casi al instante. Las pruebas de ADN y el celular de la víctima fueron claves para llegar al culpable. Johana había salido del colegio la noche anterior al asesinato. Pasó por su casa y le dijo a su mamá que iba a juntarse con alguien y en un rato regresaba. Al no recibir noticias de ella, la familia comenzó con la búsqueda y posterior denuncia. Al día siguiente, el cadáver de la chica fue hallado en el arroyo. El culpable Guillermo Rafael Bustos fue detenido a los días en la ciudad de Córdoba.
–
Dos años después, el caso de Silvia Maddalena conmocionó a nuestra Alta Gracia. La mujer de 37 años fue hallada por su propio padre en el consultorio que había montado en el amplio local familiar de la avenida Del Libertador. Hacia ese lugar se había dirigido el asesino Héctor Abel Gómez. La noche del 18 de mayo de 2018 ingresó al recinto, aparentemente haciéndose pasar por un paciente, y estranguló a la profesional.
El inicio de la investigación judicial fue difícil. No hubo testigos, la primera pista sobre un acosador se reveló falsa, y de nada sirvió el sistema de videovigilancia de la zona. Hasta que un incidente destrabó la pesquisa: la pareja de Gómez vio que el hombre tenía en su poder distintos efectos personales y que presentaba el rostro arañado. La mujer no perdió tiempo en dar aviso a las autoridades, pero el hombre logró escurrirse, hasta que un control policial lo detuvo a bordo de un taxi en Sagrada Familia y Rioja, ciudad de Córdoba.
Ambos femicidios fueron golpes duros para Alta Gracia. La ciudad terminó conmocionada por la brutalidad de los actos. Hoy ya pasaron ocho y seis años respectivamente de los acontecimientos, pero es necesario recordar estos sucesos con la esperanza de que no se repitan más. Hoy recordamos los casos de Johana Altamirano y de Silvia Maddalena.
La participación de Daniel Villar en los juicios
AGNoticias desde Siempre a las 10 por Radio Sierras dialogó con Daniel Villar, asesor letrado de la municipalidad quien además participó de querellante en el caso de Silvia Maddalena. Villar comenzó diciendo que fue muy duro ver a la familia de Silvia conmovida pidiendo justicia y la frialdad del asesino en el juicio. «El caso de Johana es el primer caso que se condenó bajo la figura de femicidio en Alta Gracia, Silvia es la tercera persona en la que se reconoció bajo la misma figura. Fue una gran investigación la del fiscal Peralta Otonello.»
«En estos casos teníamos la gran presión de que la sociedad no llegaba a entender si era femicidio. Esto es un agravante, existe en el código. Hoy hay gente que está en contra de esta figura. Es volver 20 años atrás, un retroceso en cuanto a penalidad.»
En este punto, en ninguno de los dos juicios hubo confesión de los femicidas. Todo fue determinado por un jurado. Eso complicó las cosas. «El caso de Johana fue una ardua investigación hasta llegar al supuesto novio. En el caso de Silvia la mujer del asesino llamó y ahí avanzó la investigación. La consciencia de una buena madre sobrepesó en la crianza de su hijo. Su esposo premeditó la situación, cometió el crimen atroz y se llevó la computadora en donde estaba registrado su nombre.»
Una aclaración que hizo Villar desde lo legal, es que siempre hay que investigar todas las líneas y posibilidades en estos lamentables hechos. «Lo más importante es volver a re educar a la sociedad de qué es el femicidio y por qué esta figura es importante.»
Villar indicó que el femicidio indica progreso en las condenas. Que en ambos juicios, esta figura permitió que las familias de las víctimas vieran a los asesinos ir tras las rejas. «Vimos una madre pedir algo, perdir la campana de la otra persona. Saber que los llevó a cometer semejante delito. En estos casos nos quedamos con las ganas de saber. No se arrepintieron, no dijeron nada.»
Bajo la figura de femicidio, ambos asesinos tuvieron una pena de cadena perpetua. También tuvieron otras penas por evadir la justicia. La realidad, es que no hay paz para estas familias y nunca la habrá. Lo único que nos queda hacer es recordar estos hechos con la esperanza que no ocurran otra vez.
Escuchar entrevista completas:

