El oficialismo impulsa en el Congreso el proyecto de impuesto a las grandes fortunas. El fin es recaudar fondos por la caída de los ingresos públicos ante el freno de la actividad económica por el coronavirus.
El presidente Alberto Fernández volvió a respaldar la iniciativa, que aseguró que «no viola las normas» y que «no es comparable a Bienes Personales», que grava al patrimonio.
El proyecto plantea la creación de un tributo extraordinario sobre los patrimonios más altos, a partir de los tres millones de dólares, con una tasa de entre 2% y 3%.
Fernández dijo que alcanzaría a unas 11 mil personas y que se pedirá por la situación de crisis por el que atraviesa la Argentina, por el impacto del COVID-19 en la actividad económica.
Aseguró que el potencial impuesto no recurriría en una «doble imposición», pese a que ya existe un tributo que grava al patrimonio. «No creo que sea para nada comparable con Bienes Personales, de ningún modo es violatorio en términos constitucionales de ninguna norma», dijo en una entrevista a La Voz del Interior.
Desde el Frente de Todos explicaron que en el «escenario más conservador», con una alícuota del 1%, se recaudarían U$S800 millones. Los fondos servirán para compensar una parte de la caída en la recaudación fiscal por el impacto del coronavirus en la economía y la restricción de actividades por la cuarentena.
A principios de mes el Presidente dijo en el programa Desde el llano que «no es posible pedir que nadie pague y que el Estado haga todo», y que «alguien va a tener que hacer un esfuerzo mayor».
