Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)
La FedEx Corporation es una compañía de logística de origen estadounidense y alcance mundial. Fue fundada bajo el nombre Federal Express en 1971 por Frederick W. Smith en Little Rock (Arkansas). La empresa, dado que opera a nivel global, posee una flota de aviones con los que alcanza gran rapidez y eficiencia en la distribución de sus cargas y envíos.
A lo largo de su historia, sus aeronaves han protagonizado algunos «incidentes». Es decir: algunos vuelos se estrolaron, de un modo u otro, contra el planeta tierra. Hasta el mismísimo Tom Hanks fue víctima de uno de estos «contratiempos», cuando el avión de FedEx en el que viajaba se estrelló en el mar y solamente sobrevivieron él y la pelota Wilson que fue su inseparable compañera y confidente a lo largo de toda la película.
De Memphis a San José
El único «percance» que no terminó con el avión destruido contra el piso que sufrió la FedEx fue el 7 de abril de 1994. Aquel día, Auburn Calloway abordó en Memphis (Tennessee) el vuelo 705 en calidad de ingeniero de vuelo. Si bien llamó la atención que llevara un estuche de guitarra, y que estuviera dentro del avión antes que los demás tripulantes, nada hacía sospechar de sus intenciones. Además de Calloway, la tripulación de la aeronave se completaba con el capitán David Sanders, el primer oficial James Tucker y el primer ingeniero de vuelo, Andrew Peterson.
El DC 10 tenía programado transportar equipamiento técnico a Silicon Valley, el centro líder para la innovación y desarrollo de alta tecnología, que recibe un tercio (1/3) del total de la inversión de capital de riesgo en Estados Unidos.
Peterson, el otro ingeniero de vuelo, comenzó a realizar controles rutinarios y notó que el grabador de conversaciones en cabina (CVR) de vuelo debía ser restablecido. Luego de activarlo salió de la cabina a realizar otros controles y al regresar se dio cuenta de que el botón del CVR estaba otra vez en posición de apagado. Peterson pensó registrar el incidente para reclamar a mantenimiento. No sospechaba que había sido Calloway quien apagó el sistema para evitar el registro sonoro de lo que ocurriera en el recinto. Cuando poco después de las 15.00 hs. el avión despegó y alcanzó la altura crucero, Calloway, dio comienzo a la segunda fase de su plan.
Una mente perturbada
El ingeniero de vuelo de FedEx Auburn Calloway tenía 42 años, había estudiado en la prestigiosa Universidad de Stanford. También se había desempeñado como piloto militar y era experto en artes marciales.
Por esos días afrontaba la seria posibilidad de ser despedido de FedEx por irregularidades en la presentación de informes de horas de vuelo. Unos días antes había recibido una citación a una audiencia disciplinaria por las mencionadas anomalías.
Por ello tenía el plan de secuestrar el avión para hacerlo estrellarse fingiendo un accidente. De este modo sus herederos podrían cobrar el seguro de vida de la empresa, que alcanzaba los dos millones y medio de Dólares.
Otro motivo que habría impulsado a Calloway a llevar a concebir su satánico plan era un cierto resentimiento hacia la empresa. Auburn sentía que lo discriminaba por su ascendencia afroamericana y por esa razón le habían asignado el rol de ingeniero de vuelo y no el de piloto.
Martillos, mazas y un arpón
Para alcanzar su macabro objetivo, Calloway llevaba, en el estuche de guitarra que lo acompañaba, dos martillos, dos mazas, un arpón y un cuchillo. La idea era liquidar a los demás tripulantes y hacer capotar la nave. Cuando el avión alcanzó la altura crucero, y tal vez recordando los versos de Charly García («Vuela un jet hacia el sur / La cósmica cintura / Es el folklórico ataúd de un DC-10 / Que se hace estrellas contra el suelo»), tomó sus herramientas y se dirigió a la cabina de los pilotos, donde la tripulación conversaba relajadamente.
Las armas elegidas para llevar adelante su cometido pueden parecer poco «convencionales», pero su idea era infringir a los pilotos heridas que en las investigaciones posteriores fueran tomadas como propias del accidente aéreo. Un balazo no cumplía con esos requisitos… aunque un arpón clavado en el pecho de un piloto tampoco parece muy compatible con un desastre aéreo, a menos que el avión fuera a caer justo encima del barco ballenero Pequod, comandado por el capitán Ahab, lo cual era por demás improbable.
Se desata la lucha
Al entrar a la cabina, atacó primero al ingeniero Peterson, golpeándolo en la parte superior de la cabeza. El copiloto Tucker no tuvo tiempo de reaccionar antes de recibir un mazazo en el rostro. El capitán Sanders intentó defenderse y logró desviar algunos golpes, pero finalmente Calloway logró golpearlo y dejarlo malherido.
El atacante abandonó por un momento la cabina y esos instantes fueron aprovechados por Tucker para dar aviso del ataque. Instantes después Calloway regresó, esta vez con el arpón cargado. Su idea era amedrentarlos para evitar una reacción, pero aún malheridos, dos de los tripulantes se arrojaron sobre él.
Ese momento fue aprovechado por Tucker para realizar una violenta maniobra con el avión que mandó a Calloway fuera de la cabina. Mientras Sanders y Peterson peleaban cuerpo a cuerpo con el atacante, Tucker movía el enorme DC-10 como si fuera un avión de exhibiciones, haciéndolo girar en tirabuzón y poniéndolo al límite de su resistencia estructural.
Los defensores pasan al ataque
Mientras el capitán y el ingeniero continuaban su lucha con Calloway, Tucker estableció contacto con Memphis y siguiendo las instrucciones de la torre de control, bajó el avión a diez mil pies, puso el piloto automático y se unió a sus compañeros en la lucha contra el agresor. En ese momento Peterson estaba encima del secuestrador sobre un extenso charco de sangre. Por su parte, Sanders le apuntaba con el arpón a la garganta.
En el aeropuerto de Memphis, los equipos de emergencia estaban preparados para lo peor, aun cuando no sabían con exactitud qué estaba pasando en el avión. Finalmente, y algo más de media hora después de haber despegado, el vuelo 705 volvió a aterrizar.
El paramédico David Teague fue el primero en entrar al avión y relató la dantesca escena que allí se encontró: huellas de sangre por todas las paredes, vísceras mezcladas con papeles, martillos, paquetes de FedEx, restos de una oreja.
Pocos días después el FBI allanó la vivienda de Calloway y obtuvo evidencia suficiente para que fuera condenado a dos cadenas perpetuas, que actualmente cumple en la Penitenciaría de California. Por su parte, Sanders sufrió varios cortes profundos en la cabeza y los médicos le pudieron coser la oreja. Tucker sufrió una fractura craneal que le causó problemas de motricidad en su brazo y pierna derecha. Finalmente, Peterson sufrió una fractura de cráneo y el corte de la arteria temporal. Los tres fueron condecorados con la Medalla de Oro al heroísmo, la condecoración civil más alta que un piloto puede recibir.