Rubén «Panadero» Díaz, Campeón del Mundo con Racing de Avellaneda en 1967, falleció esta mañana en el Instituto Favaloro, al no poder superar una intervención quirúrgica en la aorta abdominal.
El marcador de punta del famoso «Equipo de José» fue uno de los pilares de aquella recordada formación, que también logró el campeonato Argentino en 1966 y la Copa Libertadores un año más tarde.
Zurdo, lateral recio y cumplidor, luego de su etapa en Racing militó en Atlético Madrid y en San Lorenzo. Tras retirarse de la actividad, fue durante muchos años ayudante de campo de Alfio Basile (su gran amigo), inclusive en la Selección Argentina que obtuvo las dos últimas grandes conquistas de nuestro fútbol mayor, cuando ganó la
Copa América en las ediciones 1991 (Chile) y 1993 (Ecuador) y que disputó el mundial 1994 en Estados Unidos.
Publicó Clarín en su sección Deportes: «Con el Panadero Díaz se fue lo que quedaba de la infancia de los cincuentones futboleros. En el disco rígido les quedarán mil goles de cabeza. Y el silencio permanente, el de la antifigura, el Sancho Panza del Quijote Coco Basile. Parte de una época se fue en ese corazón fallido que latió en la banda izquierda de Racing y del Atlético de Madrid. El fútbol de los sesenta despide a uno de sus hijos preferidos.
Era del sur. De los potreros del sur. De la orilla. De esas fronteras donde el recorrido empezaba en la pelota, seguía en el café, donde se aprendían códigos acaso anacrónicos y se formaban amistades hoy difíciles de comprender. A prueba de balas. Y de traiciones. Era de esa época. Panadero porque su padre tenía una panadería. Era de esos tiempos, último eslabón de una película de Armando Bo, el puente inevitable del muchachito de extramuros que luego brilla en las luces del centro».
