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El clásico del diván

Por Gustavo Gutiérrez

 

El psicólogo tiene solo dos turnos dados. En el primero, el paciente confiesa impaciente que no sabe qué hacer con el equipo. Afirmó seguro -y sus palabras ya lo contradicen- que tendría dos formaciones. Aplicar una en condición de visitantes para traerse un puntito, con casi todos defendiendo y casi nadie atacando. En casita, una absolutamente distinta, para sumar de a tres.

Pero resulta que en Alberdi juega igual que ante Aldosivi, y vuelve a perder como en Mar del Plata. El Dr. Chapatín le dice que Lértora y Gil Romero te llevan siempre a la misma calle, que no meten una sola pelota entre líneas porque están para otra cosa. También le refiere que dos con pico y pala y por el medio es casi una obscenidad. Le dice que Guidara es mucho más que Luna, y no entiende ni medio cuando el juvenil que es del club se queda en el banco. Le pregunta por qué lo dejó a Brunetta en cancha tanto tiempo hasta que se desgarrara, cuando con una contractura hubiera podido estar frente a la «T».

El médico no sabe de qué juega Denis Rodríguez ; le pregunta por qué la zaga central es tan lenta, y por qué Suárez hace demasiado tiempo que está terriblemente solo.

El paciente lo mira… no habla… Parece irremediablemente perdido. El médico -bicho, él- le dice: «Disculpe, disculpe… ya vuelvo». Y le sirve para ir a ver al otro paciente.

Y el otro, derrumbado en el sofá, soporta estoico el cuestionario. ¿Usted cree que Araujo en serio es más que Quintana? ¿Por qué obligar a Cubas que en posición «ocho» fracase una vez más? ¿Usted no se anima a sacarlo a Guiñazú? ¿Por qué Ramírez juega para él y no para el equipo y Pochettino parece el primo del que jugaba en Defensa y Justicia?

¿Por qué Arias volvió a no pisar el área? ¿Por qué no pidió un «tres» si Medina y Escobar no dan la talla? Este paciente tampoco responde, se queda con la mente en blanco…

El Dr. Chapatín esgrime en su informe una certeza casi absoluta: los DT (o los pacientes) están cerca del horno. Confundidos, tercos, tozudos. Quieren morir con la suya. Como Basile ¿se acuerdan? antes de Colombia. A las obviedades no le dan pelota…

Por eso las incongruencias en el armado y la disposición de sus equipos. Los mandan definitivamente a rendir este domingo. A los dos. Quieren zafar con el empate de siempre, pero el juego propiamente dicho… desaparecido en acción. Sin una sola idea asociada.

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