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¿Cómo frenar el bullying?: La necesidad de comenzar a escuchar al otro

Cuando hablamos de bullying, hablamos de acciones negativas repetidas en el tiempo. En estos casos, uno o más estudiantes acosan a una víctima por medio de palabras, contacto físico, gestos o muecas que tienen la intención de excluir e intimidar. Si bien el bullying arranca en las escuelas, últimamente sabemos que excede ampliamente este espacio y trasciende a las calles, las fiestas, las pantallas. La gran pregunta que gira en torno a esta problemática es ¿Cómo frenar el bullying?

Las dos partes: la víctima y el bully

AG Noticias dialogó con Victoria Rabino Assadourian, licenciada en psicología -MP 11876-, quién dio su punto de vista profesional acerca de esta problemática que converge en el día a día de muchos estudiantes. Al consultarle una posible respuesta a cómo frenar el bullying, Victoria respondió que hay que observar a todos los intervinientes en estos casos. “Entiendo qué tal vez el interés está en la víctima pero no debemos olvidar que las consecuencias del bullying afecta a todos los participantes, quienes agraden, quién son agredidos, quienes son espectadores o testigos pasivos de los hechos así como también quienes se sienten responsables de esa situación, por lo general padres y maestros.

“Los agresores tienden a sufrir depresión y tener pensamientos suicidas en la edad adulta como pasa con los agredidos. En caso de no intervenir durante el período escolar, son más proclives a continuar actuando violentamente tanto en sus hogares como en otros espacios. Por esta razón es que el bullying puede convertirse, más adelante, en violencia familiar u hostigamiento laboral.” 

Victoria también recalcó que la violencia siempre genera más violencia a menos que se hable de ello. Otro factor clave en el bullying, es el entorno adulto de los participantes: “En varios estudios se ha observado que los agresores describen a sus familias como ausentes respecto a los problemas emocionales de sus miembros, no hay un adecuado manejo de los conflictos, no tienen en cuenta los sentimientos de los demás ni hay libertad de expresión respecto a las opiniones.”

“La actitud de los adultos suele estar caracterizada por falta de involucramiento, contención y cariño hacia los niños; exceso de libertad o uso de castigos físicos para imponer autoridad. La expresión de reacciones emocionales violentas por parte de los cuidadores en la niñez pueden ser condiciones que influyen fuertemente en el desarrollo de una personalidad agresiva. Los niños suelen repetir de forma activa lo que han sufrido pasivamente.” 

Victoria también destacó la importancia del diálogo para solucionar estos problemas. Aclara que muchas veces, en situaciones de violencia entre niños, el problema es que los adultos a cargo no han generado los canales para que estos niños hablen, y a tiempo, pueden contar lo que ocurre. “La violencia no existe solamente entre los niños sino que encuentra su punto máximo en la ausencia de un adulto con quien hablar, este es el mayor sufrimiento del niño. Los niños necesitan de los conflictos para crecer, pero esto se vuelve violento cuando el adulto se sustrae de la palabra. A través de la palabra se debería poder construir la barrera de la compasión frente a los intensos impulsos de apoderarse del otro que surgen en los niños.” 

Por último, Victoria explicó que el ejercicio de la empatía es esencial para reconocer al otro como tal. Es por ello que es imprescindible enseñar a los niños el sentimiento de tristeza que produce ver padecer a alguien. “Que se habilite la circulación de la palabra sobre lo que ocurre, que se visibilice, que se hable y se escuche a los demás, que se predique a través del ejemplo. Considero que en la actualidad, se necesitan escuelas que promuevan un entorno social contenedor, donde exista el respeto por las diferencias individuales y se permita que el discurso circule para que no se vuelva acto.” 

“Me entristece escuchar niños o niñas que cuando cuentan estas cosas dicen que los adultos ‘no hacen nada’. Es cierto que, en algunos casos, los adultos si intervienen. Pero hay que pensar con qué experiencia se queda el niño. Eso es lo que importa para el desarrollo psíquico.”

Otro eslabón importante: Los directivos escolares

Analia Carraro, Directora de la Escuela Cura Eleodoro Fierro, opina que esta problemática existió siempre desde el momento que la violencia está presente en el diario vivir, aunque anteriormente estaba invisibilizado. “Antes los problemas se resolvían sin diálogo, con notas a los padres y en el peor de los casos, con suspensiones o expulsiones. El paradigma educativo hoy ha cambiado y por consiguiente la mirada en relación a la convivencia escolar, también.” 

Ya no permanecemos como espectadores sin hacer nada, sino que tratamos de abordar la problemática en la escuela. Es en este marco de convivencia democrática, debemos trabajar para que los estudiantes  ejerzan crecientemente sus cuotas de libertad de manera consciente. Para que puedan reflexionar individual y colectivamente sobre los actos propios y sus consecuencias en la vida de los demás.”

Por otra parte, Analía reconoció que hay situaciones diarias de bullying en la escuela. Desde un apodo, hasta situaciones de violencia con daño físico. En todos los casos, aclaró, es fundamental poder reflexionar con los docentes, con los estudiantes y con las familias sobre estos temas y su incidencia en la vida escolar de cada alumno. “Se realizan asambleas de aula planteando el problema y las posibles soluciones, se busca en forma conjunta la acción reparadora y de ser necesario se toman medidas como citación a los padres, conversación individual con los estudiantes o suspensión -Teniendo en cuenta la gradualidad del problema.-”

“Hay canales alternativos para abordar la problemática, contactando a otras instituciones con la finalidad de realizar un trabajo en red. Desde todos los campos y áreas se aborda el tema buscando noticias de actualidad, publicidades, teatralización de situaciones cotidianas, etc. Generalmente las familias apoyan las decisiones escolares y trabajan en forma paralela a los docentes y la escuela. Las propuestas no son individuales sino de abordaje colectivo y transversal.”

Por otro lado, AG Noticias dialogó con Karina Geremia, Gabriela Evangelista y Adriana Virga -Psicopedagoga-; miembros del equipo directivo del Colegio Anglo Americano Alta Gracia. En primer lugar, las tres consideraron relevante definir al bullying. El bullying es distinto al acoso escolar, al destrato. Es hostigamiento y violencia repetida en el tiempo. Se repite sistemáticamente, continuada en el tiempo. Distinto de las peleas de chicos, distinto del destrato. Eso sí se da todo el tiempo, porque somos muchos. Bullying es otra cosa.” 

Es muy difícil verlo al bullying porque el agresor no lo hace delante de la gente. Entonces lo que hacemos en la escuela, entre todos, es escuchar a los chicos. Escuchar y habilitarlos a que cuenten, todo el tiempo. Los chicos saben que acá todos los espacios están abiertos. El que se siente agredido o el que ve una situación que no está buena, sabe que tiene que contarlo. Los chicos saben lo que está bien y lo que está mal. Desde que estamos acá, no ha habido casos de bullying. Si de destrato. En cuanto se ve esto, del área de psicopedagogía prepara algún trabajo para hablar del tema y concientizar.”

El equipo también señaló que la prevención es clave. Por eso, la escuela hace un énfasis especial en que los chicos hablen, cuenten, y no minimicen nada. Que cuenten desde lo más chiquito hasta lo más grande. Que busquen evitar situaciones que está en ellos evitar. En cuanto al acompañamiento docente, se busca que las maestras estén trabajando la importancia de los vínculos. 

“El trabajo con la familia es otro pilar fundamental, no hay de otra. La familia tiene que colaborar y acompañar. Si bien acá se ven los tratos, la cosa sigue después detrás de las pantallas. Nosotros hemos tenido casos que se comentaban mediante WhatsApp, y nosotros a eso no lo vemos. Apenas nos enteramos, tuvimos que avisar a la casa de los chicos. También uno tiene que irse acomodando al lenguaje que los chicos incorporan a través de las redes o de los videojuegos. Y uno tiene que estar muy atento a esto, porque por ahí se le pasa. Piensa que es chiste y en realidad, no.” 

Finalmente, el equipo directivo explicó que en caso de maltrato, destrato o bullying, el área de psicopedagogía se pone en contacto con las docentes y se comienza a trabajar el tema. “Cada grupo es distinto, cada contexto es distinto. Y más después de la pandemia, donde se siente la diferencia. La escuela no es la misma que dejamos dos años atrás. También es importante el concepto de ponerse en el lugar del otro. Que los chicos piensen: ‘Estoy haciendo algo que no me gustaría que me hagan’. La famosa empatía, en términos que ellos puedan interpretarlo. Entender que no es no.”

Ser víctima de bullying y salir adelante

Hoy en día, podemos decir que todos sabemos lo que es el bullying. Sin embargo, hasta hace seis o siete años, la realidad de las víctimas era otra. Es por eso que AG Noticias dialogó con dos víctimas de 24 años de edad, quienes eligieron permanecer anónimas. En la conversación, contaron los días duros que atravesaron durante su adolescencia, y aconsejaron a aquellos que padecen de esta problemática:

“Cuando tuve esta experiencia, en esos tiempos, todo se veía como un chiste. Para los niños y adultos era gracioso burlarse de alguien más, hacer bromas pesadas, reírse del aspecto físico de alguien o simplemente dejarlo de lado por creer que pertenecía a una clase social distinta. 

Tenía 14 años y había encontrado una actividad que realmente me gustaba: un grupo scout. En esos grupos se enseñan valores, a compartir con los demás. Se suponía que tenía que tener experiencias muy divertidas, y a la vez quedar con una enseñanza. Lamentablemente lo que aprendí es a que me dejen sola, se rían de mí, entre otras cosas. 

Hablar con un adulto, en mi caso, no me sirvió de mucho. Las respuestas que recibía eran ‘no les de bola’, ‘vos tenés que hacer la tuya’, ‘solo son chistes’. Lo que no entendían era que esos chistes me hicieron crear una coraza, dónde me refugie y me cerré con todos, dónde me encontré y aprendí a auto consolarme, a buscar mis propias soluciones y crecer por mis propios logros sin importar el qué dirán.   

Hoy en día, puedo decir que en muchas cosas me favoreció porque logré formar un carácter y una postura ante cualquier situación donde puedo defenderme sola. Pero también tiene su lado negativo. Por cerrarme tanto, hoy no sé explicar lo que siento o pedir cuando necesito ayuda en algo. 

Mi consejo para todas aquellas personas, adultos, niños y adolescentes, es que sepan que no están solos. Que busquen ayuda porque hoy en día es un tema que se puede hablar y que tienen mucho valor. También hay profesionales que se dedican a estos temas y que te pueden ayudar.”

El segundo relato es de una persona que sufrió de bullying durante toda su vida. Hoy, siete años después, puede hacer su valoración de los hechos y hablar:

“Yo era un chico muy tímido, cerrado. Me decían que quería ser diferente, cuando todo lo contrario. Luego de ir a terapia, puedo decir que los episodios de bullying comenzaron a los 6 años y terminaron cuando tenía 17. Quedan secuelas, marca quién sos. 

Hubo momentos de violencia física. Una vez estaba preparando un examen, vinieron tres pibes y el más grande me golpeó la cabeza. Me llevaron al salón con médicos, y llamaron a mis padres.  Yo estaba sin zapatos, me los habían sacado y los llevaron al segundo piso de la escuela. También me golpearon dos veces en educación física. Esto escaló al ciberbullying también. Cuestionaban mi gustos sexuales, mi familia, mi peso. Cuando se enteraron en mi casa llegaron a hablar con los padres y los chicos, que era lo que yo quería evitar. 


Hoy en día, puedo decir que es un tema que te marca. También influye en la búsqueda de amistades, la contención. Es algo que se soluciona con el tiempo, que se puede charlar. En la pandemia hice click que sufrí bullying de los peores, desde lo físico a lo psicológico, lo emocional y lo virtual. Era muy difícil seguir todos los días. Tenía una pared, seguía y seguía hasta que llegaba a mi casa y me ponía a llorar solo. Es un tema que te acompaña toda la vida, pero se supera.

nakasone