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Club Atlético Colón: el primer club de Alta Gracia

Club Atlético Colón: el primer club de Alta Gracia

Del archivo de Cosas Nuestras

Colón es mucho más que un club más en nuestra ciudad. Colón fue la primera expresión de deporte organizado que tuvo Alta Gracia, cuando el Siglo XX estaba  nuevito, recorriendo sus primeras décadas.

En un pueblo donde hasta ese momento las manifestaciones deportivas apenas si asomaban como vocaciones colectivas de grupos de amigos, Colón les dio forma de institución un 3 de marzo de 1922 de la mano de comerciantes de la ciudad entre los que aparecían apellidos como Turri, Minicone, o Amiune. Y detrás de ellos, el Sur profundo que vivía cerca de la plaza Mitre, por ese entonces único escenario que pasaba de potrero donde disputar partidos “oficiales”.

El fútbol antes de Colón

Las crónicas de nuestro fútbol se remontan a 1912, cuando el periódico El Progreso daba cuenta de partidos amistosos entre equipos de la ciudad. Eran los años de Huracán, Racing, Sierras Club, American Club, Alumni y hasta un Colón que no tenía nada que ver con el club que se fundaría en 1922.

Ya en los primeros meses de 1912 las crónicas daban cuenta de partidos que jugaban combinados locales ante similares de Córdoba y hasta con un combinado de Buenos Aires que, como el fútbol mismo, llegó hasta estas serranías a bordo del ferrocarril que desde 1891 tenía vías hasta Alta Gracia.

Apenas si había por entonces un puñado de descampados con arcos, la primitiva cancha cerca del hipódromo y, como dijimos, la cancha prolija, armadita y coqueta que estaba ubicada en la actual Plaza Mitre. Allí se jugaban los partidos importantes. Pero lo mejor estaba por venir.

Una historia grande

Sin dudas que desde aquel lejano 1922 hasta la fecha, Colón ha formado parte de la historia grande en nuestro deporte y de la ciudad misma, porque durante buen tiempo su importancia trascendió los límites de lo deportivo para incursionar en lo social.

Por sus instalaciones frente a Plaza Mitre desfilaron cantantes y obras de teatro. Se realizaron bailes y se festejaron carnavales. Y como si fuera poco, las bochas y el básquetbol transitaron por allí en sus mejores momentos.

Sus paredes están impregnadas de historias, de nombres y de anécdotas. Como aquella cuando el club trajo a Palito Ortega en su  mejor momento. “Tuvimos que hacerlo entrar por el fondo, por la Hostería Reyna, porque explotaba de gente”, cuenta Carlos Cantú, veterano dirigente si los hubo del club. Eran tiempos en que las instituciones organizaban ellas mismas los bailes, y ganaban dinero. Y todos trabajaban para el club y a nadie se le ocurría pedir una moneda por el laburo; y así los clubes fueron creciendo.

Volviendo al deporte

Colón, como dijimos, abrazó muchas disciplinas. Fútbol, básquet, bochas, boxeo, motociclismo, patín, por nombrar algunas. Organizó grandes premios de la montaña, veladas pugilísticas inolvidables, torneos de lisas y rayadas que dejaron marca y, por supuesto, sus equipos de fútbol y basquetbol fueron enormes protagonistas a lo largo del tiempo.

El fútbol de Colón tuvo tres escenarios a lo largo del tiempo. Su primera cancha estuvo, paradójicamente, en barrio Norte. En las cercanías de lo que luego fue la Terma. Allí estuvo los primeros años, hasta que se mudó al predio donde hoy se ubica el Hospital Illia. “Los jugadores se cambiaban en mi casa, que quedaba cerca, cruzando un campo de maíz”, cuenta Carlos “Chato” Garroppo, ex presidente del club.

A fines de los años cincuenta, Colón se mudó a su propio y definitivo predio ubicado en calle Ituzaingó, de barrio Don Bosco. También por esos años, Colón fue levantando sus instalaciones en calle Liniers donde repartió sus esfuerzos entre el deporte y lo social. 

El tiempo va sumando nombres como los de “Cholo” Infante, Enrique Turri, Castro, los hermanos Reyna, Francisco Calderón a los listados de directivos que trabajaron a destajo por el club a lo largo del tiempo.

Con la gloria en el pecho

Colón ha conocido grandes momentos en el deporte. Desde aquella histórica participación durante cuatro años en la Liga Cordobesa de Fútbol representando a Alta Gracia junto a Sportivo, hasta los torneos de la liga local.

En Córdoba, Colón estuvo entre 1933 y 1936; cuatro temporadas donde jugó 106 partidos, ganó 43, empató 24 y perdió 39 teniendo en 1936 su mejor participación terminando en cuarto lugar de la Segunda Ascenso. En el primer clásico altagraciense, en 1933, Colón formó con Oyazábal; Drago y Churquina; Tolosa, Rodolfi y Gastón; Valdez, José Infante, Luis Ramallo, Ferreyra y Franco Peleteiro. Con el tiempo, se fueron sumando nombres como los de Roco, Colautti, Moyano, Tolosa, Turri, Vargas o Trabuco que simbolizan las grandes figuras de aquellos primeros años de fútbol. Pasó el tiempo, Colón volvió a la Liga Santa María y aquí conoció buenos y malos tiempos, como cualquiera, pero siempre reconocido como uno de los “grandes” de la ciudad. 

La década del sesenta fue gloriosa para el club. Consiguió títulos en distintas categorías, ganó partidos épicos y fue noticia en los diarios de Córdoba capital. “Era un cuadrazo el de esos años, Colón era símbolo de buen juego, con grandes jugadores, con los que ganamos todo. Incluso finales que parecían imposibles”, cuenta Carlos Cantú, que (entre otras cosas) hacía de masajista de aquellos planteles.

La historia fue sumando nombres como los de Nenín Volpato, el gran “Chochi” Chávez, el “Pluma” Rodríguez, por nombrar solo algunos. “Pedro Reyna, Tito Gastón, un muchacho que le decían el Wimpi, que era de Bajo Chico, Florindo Britos, el Berto Turri que era un jugador extraordinario, Morenito”, agrega Carlos Garroppo a la hora de ejercitar la memoria. 

Mientras tanto…

Y mientras la albiazul colonista escribía sus pergaminos en el fútbol, no eran menos otros deportes. Así, el básquetbol tuvo años de gloria con apellidos ilustre como los Turri, los Heredia , los Genari… y tantos más que pusieron al club en lo más alto.

Las bochas no le fueron en zaga. Allí, aparecieron nombres como Roque Moyano, Dionisio Vallejos, Cachín Domínguez, Juan Heredia, Hugo Romero, Burro Centurión, Lemos, el Zurdo Vázquez, Juan Heredia o José Cesaro, entre otros.

Colón es el decano de nuestros clubes, y en su historia vive la grandeza de sus logros.

(Agradecimiento especial para Elizabeth y la familia de Chiche Heredia, Jorge, Lalo y quienes colaboraron con el material fotográfico de esta nota)

El “Pluma” Rodríguez, ídolo y figura

Entre los que dejaron su nombre escrito a fuego en el alma de los hinchas de Colón figura sin dudas, José Santos Rodríguez. Que para simplificarlo, le diremos simplemente como todos los conocen: el “Pluma”.

“Jugué desde los 11 años hasta los 17, cuando que pasé a préstamo a Sportivo Alta Gracia para jugar en Liga Cordobesa (alguien me dijo que por $ 45), con el Maestro Bútori de técnico. Luego me fui al servicio militar y al volver, regresé a Colón. En Colón había debutado en la Primera a los 14 años, siempre de “nueve”. Me acuerdo patente ese día: estaba jugando contra Banfield en Cuarta el sábado. Cuanto terminó el primer tiempo, llegó Enrique Turri, que era el técnico de Primera y le dijo a mi entrenador que no me pusiera en el segundo tiempo porque tenía que debutar en la Primera. Yo no quise salir, entré igual a la cancha y el técnico le pidió al árbitro que me sacara.»

Recuerdos del «Pluma»

En los recuerdos del Pluma, se agolpan varios nombres y muchos partidos: “En el equipo que debuté estaban Cepi Gigena, el Gato Barrionuevo entre otros, el arquero era el Pipo Aguetti. Aldo Alonso también se fue sumando a la Primera.

Formamos grandes equipos con los que salimos campeones. Jugaba un arquero que vino a hacer el servicio militar y se quedó acá, un arquerazo, la Mona y Aldo Alonso, Bubi y el Gato Barrionuevo, y algunos grandes como Juan Turri o el gringo Marín, que venían de antes”.

El Pluma recuerda un partido épico: “Fue la final ante Martín Ferreyra. Ellos le habían ganado a River en semis y nosotros a Tigre. Jugamos en cancha de Sportivo. A los diez minutos iban ganando 2 a 0. Hice el 2 a 1 de tiro libre; luego, Calitos Sosa empata. En el segundo tiempo armamos una jugada con Aldo Alonso que me tiró el centro y aparecí entre los centrales y puse el 3 a 2. Entré con pelota y todo. Fue una locura el festejo por ese título”.

Rodríguez también tiene un recuerdo especial para los dirigentes de aquellos tiempos: “Tipos que dejaban la vida por el club, como el Cholo Infante, Tito Disandro, Castrito o Carlitos Cantú, que nos llevaba al Gato y a mí a dormir a su casa antes de los partidos importantes para que no saliéramos de caravana”.

El Pluma fue un destacado, y con la sencillez de los grandes se instaló en la historia de Colón como uno de sus ídolos.

Colón y el espectáculo

 Como dijimos, no sólo de deportes ha vivido Colón en sus más de 100 años de vida. Por sus salones desfilaron grande figuras de la música y el teatro del país. Desde la Compañía de Teatro de Jaime Kloner y Ana María Alfaro llevando a las tablas sus radioteatros hasta Palito Ortega, Leo Dan, Marti Cosens o los Pimpinela, fueron cientos los que llevaron su música y su arte a los galpones del club.

Ni qué hablar del cuarteto, que desde sus inicios tuvo en Colón un reducto que lo cobijó sin preguntar mucho. Mítines políticos, festejo de carnavales, hubo de todo. Carlos Cantú también recuerda la faceta tanguera de los espectáculos: “todos los años venía Alberto Castillo con los Negros Candomberos, también el uruguayo Donato Razziatti, y el cordobés Jorge Arduh, con quien hice una hermosa amistad a partir de sus actuaciones en el club. Acá venían todos, y siempre se llenaba”.

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