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Betty Robinson, la atleta que dieron por muerta y fue medalla dorada en los JJOO

Betty Robinson, la atleta que dieron por muerta y fue medalla dorada en los JJOO

Elizabeth Robinson fue la primera mujer en ganar un oro en los Juegos; pero tres años después tuvo un accidente en el que la dieron por muerta. Sin embargo, sobrevivió y en Berlín 1936 volvió a consagrarse para culminar una historia de película.

Aquella tarde de junio de 1931 Elizabeth Betty Robinson fue llevada a la morgue luego de haber sido encontrada inconsciente y toda ensangrentada. En medio del shock tras el accidente en avioneta que había sufrido junto a su primo Wilson Palmer, el rescatista dio por muerta a la primera mujer en ganar una medalla de oro en atletismo en los Juegos Olímpicos, marca que había logrado en Ámsterdam 1928, con apenas 16 años.

Pero el destino tenía otros planes para la norteamericana nacida en 1911 en Illinois, Estados Unidos. Es que cuando su cuerpo llegó al lugar, el médico que la recibió advirtió que aún estaba viva. La vida le estaba dando otra oportunidad la cual Robinson no desaprovecharía, no obstante, por delante le quedaban 7 semanas en coma y unos interminables 11 meses internada.

Las heridas que le había provocado ese percance en las afueras de Chicago, cuando el avión tuvo fallas antes de llegar a los 600 pies, la acompañaron por el resto de los años, no solo por la muerte de su familiar, sino que ella sufrió una quebradura en su pierna izquierda desde la cadera hasta la rodilla.

Tras superar varias operaciones le permitieron abandonar el hospital, aunque solo podía trasladarse en silla de ruedas. Sin embargo, Robinson se puso un objetivo que casi nadie creía que lograría cumplir: volver a participar de los Juegos Olímpicos.

Allá vamos

Implementó todas sus energías para recuperarse de cara a Berlín 1936 y volver a ser aquella joven que, además de ganar en 1928, conquistó decenas de medallas y títulos como estudiante del profesorado de Educación Física de la Universidad de Northwestern, donde logró récords en las distancias de 50, 60, 70 y 100 yardas.

Debido a sus lesiones en la cadera ya no podría competir en las carreras de 100 metros -prueba en la que fue oro olímpico- y se la rebuscó en la de postas 4×100 metros -en la que fue plata en Ámsterdam-. Trabajó como secretaria para costear los gastos que requería participar de distintos eventos preclasificatorias y tras mucho esfuerzo, con 24 años, consiguió clasificarse a Berlín 1936, donde volvió a ser medalla dorada junto a Harriett Bland, Annette Rogers y Helen Stephens.

Ella ya había alcanzado la gloria nuevamente y esta vez tenía doble valor porque lo hizo tras luchar por su vida durante casi un año. Luego de esa competición se retiró del atletismo y se casó con Richard Schwartz, con quien tuvo dos hijos. En 1977 Robinson fue incluida en el Salón de la Fama estadounidense de la disciplina y en 1999, con 87 años, falleció después de haber peleado contra un cáncer y el Alzheimer. Pese a eso, nada ni nadie podrá borrar su legado, su éxito y su gloria. Ni siquiera la muerte.

Por correr al tren Betty Robinson se convirtió el atleta

La increíble historia de Robinson en el atletismo comenzó casi que por casualidad. Nunca se había propuesto dedicarse al deporte y solo corría por diversión contra otros varones en las calles de Riverdale, donde se crió.

No obstante, un día salió del instituto en la localidad de Harvey y vio que el tren que la llevaría a su casa se alejaba. Por eso corrió y logró alcanzarlo. Uno de sus profesores contempló esa escena y la invitó a una prueba para cronometrar su velocidad. Allí superó las expectativas y fue el puntapié para su vida deportiva.

Fuente: TyC Sports – Fotos: Getty Images

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