Al comenzar la sesión de este miércoles del Concejo Deliberante, vecinos de barrio Crucero Sud se hicieron presentes con una nota, para hacer conocer su problemática y la situación que están padeciendo desde que se instalaron en esa zona de nuestra ciudad.
Para quienes no tengan muy presente donde está Crucero Sud, recordamos que el mismos se ubica a la vera de la ruta que une Alta Gracia con La Bolsa, pasando el barrio La Perla.
Los vecinos fueron claros en sus reclamos: forman parte de un loteo que prometió mucho, y dio casi nada. Hoy, varios años después de haber adquirido los lotes, no pueden escriturar, los servicios prometidos no existen, y el diálogo con el desarrollista que les vendió los terrenos no tiene respuestas.
Una de las representantes de los vecinos, Claudia Cuello, se expresó al respecto: «tuvimos que llegar a esta instancia debido a distintos inconvenientes que venimos teniendo en el barrio con el tema luminarias, infraestructura, calles, cordón cuneta, el servicio de agua corriente, por ejemplo».
A todo ésto, el dueño del loteo, Pablo Junyent Bas, lejos está de dar soluciones. «Hace más de cuatro años que estamos viviendo en el barrio y queremos que se haga cargo de todo lo que se comprometió a darle a la gente que compró lotes de buena fe. Con el pasar del tiempo vamos descubriendo todas las irregularidades. Ya se habían hecho pedidos antes, pero no tuvieron eco».
Los lotes no tienen planos (no pueden tenerlos ya que no hay planos generales del loteo), obviamente tampoco se pueden escriturar. El problema abarca a más de treinta familias que están viviendo en lo que se les prometió iba a ser un barrio modelo, y que hoy ni siquiera está municipalizado.
Los vecinos pagan impuestos provinciales, pero no los municipales. «Desearíamos que nos cobraran las tasas municipales, porque ello significaría que estamos dentro de la órbita de Alta Gracia, pero hoy somos un barrio que no existe porque nunca fue declarado como tal», se quejan los vecinos.
Así andan, a la deriva de oficina en oficina, buscando una solución. Son un grupo de vecinos que compraron sus tierras con la ilusión de ser pioneros de un nuevo barrio, y que hoy -varios años después- siguen sin poder definir su situación.
