Por Juan Carlos Gamero
Eventos como la campaña «Alta Gracia Solidaria» que tuvo ayer una jornada a pleno, marcó un camino que no debiera abandonarse, con o sin emergencia sanitaria.
Ayer, un total de doce medios de comunicación, por voluntad propia y sin pedir absolutamente nada a cambio, se encolumnaron detrás de una iniciativa oficial con un simple objetivo: ayudar a quienes la están pasando mal. Eso fue «Alta Gracia Solidaria».
No importaron intereses comerciales ni ideológicos; se hicieron a un lado las diferencias personales que hubieran y todos remaron (remamos) en el mismo bote y hacia el mismo horizonte. Unidos con la gente, solidarios con los vecinos y junto a ellos; alejados de intereses mezquinos que solo buscan el lucro personal sin importarle sus semejantes. Es que no son tiempos para individualismos. Corren días de solidaridad y de trabajo hombro con hombro.
Pero no es la idea de este editorial el autoelogio de lo realizado por un grupo de los medios de comunicación más importantes de la ciudad en forma conjunta, sino marcar precisamente eso: la importancia de estar unidos.
Y que ello se traslada, pandemia mediante, a la sociedad. A que este maldito virus nos haga entender de una vez por todas que cuando la desgracia llega, nos llega a todos.Y que no sólo atenta contra la salud, sino que destruye las economías. El mundo lo está sufriendo. Que ataca a todos sin importar estatus social, color, edad ni religión. Y que a algunos los encuentra más vulnerables que a otros. Y allí es cuando debe encontrarnos unidos.
La sociedad debe cambiar sus parámetros a partir de ahora. ¿Una utopía? ¿Podrá la raza humana comenzar a tener un pensamiento más cercano a lo social que a lo individual? Si de algo pueda servir esta porquería de Covid-19, ¿servirá para que nuestra cabeza -y nuestras acciones- cambien y nos veamos de una vez por todas reflejados en el otro que convive junto a nosotros?
Me quedo con las palabras que alguna vez expresó Eduardo Galeano:
«La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar».
Buen sábado, amigos lectores….
