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Alfarería: transformar lo cotidiano con el barro bajos los pies

Alfarería: transformar lo cotidiano con el barro bajos los pies

Alfarería, arcillas silvestres recolectadas en nuestro valle, presentes en lo cotidiano y conectándonos con la niñez.

Ayelén se dedica a la alfarería. Se mudó al Valle de Paravachasca hace un año y medio. Integra la Colectiva de Alfarerxs Feministas del Valle, «un espacio de trabajo, donde nos juntamos a compartir, enseñar y aprender. La arcilla que se trabaja en la ciudad es extraída de canteras y mineras, y eso me hacía mucho ruido, no quería contribuir a esa industria con este oficio. Me parecía que había una lucha importante a sostener y estando aquí, siempre miré el suelo, viendo donde había una veta, recorriendo los arroyos. Es un total aprendizaje de prueba y error”.

Pero hay más todavía. “En distintos viajes que hacíamos y eran muchos al año, elaborábamos como un mapeo de distintas arcillas silvestres recolectadas en argentina; esta materia prima se encuentra en todos lados, con diferentes composiciones, donde se le debe agregar o sacar cosas. Es un universo hermoso para explorar todo el tiempo. Algunas aptas para el trabajo, otras no. Se recurre a la arcilla industrial, para estabilizar a las silvestres que contienen mica, arena, piedra, lo cual le da propiedades muy copadas también”.

«Ahora me enfoco en lo doméstico, desde ollas para fuego directo, pava, mate, me refiero a piezas que aguantan el calor, pero también platos, cuencos y en esto hay un gran acto de transformación de nuestro cotidiano, pero en Buenos Aires hacia investigación sobre instrumentos prehispánicos».

Un proceso que nace del alma

«Hay talleres regularmente, en ciclos de cuatro encuentros de exploración en procesos cerámicos. En el primero salimos a extraer la arcilla, con el cuidado y la conciencia que eso requiere; siempre pidiendo permiso, agradeciendo y dejando algo a cambio. Considero que estas prácticas necesitan otra conciencia, no es un ir y sacar, sino mantener nutrido este ciclo, doy, recibo y comparto. Luego preparamos la pasta, la limpiamos, en el siguiente creamos piezas y en el último hacemos distintos tipos de horneada a leña», indica Ayelén

Con respecto al proceso de amasado, éste también tiene que ver con lo humano, con lo profundo. «El amasado se hace con los pies, para integrar bien las arcillas, utilizando el peso del cuerpo es más fácil que trabajar con las manos, cuando se hacen 50 kilos o más para una gran producción. El llevar los pies a la tierra nos vincula a tener el cuerpo lleno de sensaciones, despertando todos los sentidos. El jugar con barro, nos acerca a la niñez».

En este mes, además del Taller regular, Ayelén ha dado un seminario de construcción de ollas para fuego directo, construcción de tambores cerámicos, un Seminario de pipas siempre con impronta precolombina.

En redes sociales se la puede encontrar en https://www.instagram.com/kutralwe.alfareriaancestral/

nakasone