Además de un río hermoso, Cuesta Blanca tiene esta playa escondida que vale la pena descubrir. A poco más de 50 kilómetros de Alta Gracia, un destino para conocer y disfrutar en los días de calor.
Cuesta Blanca es, para muchos, uno de los destinos más lindos y tranquilos del Valle de Punilla. Ubicado sobre el río San Antonio, ofrece varios rincones para disfrutar del agua; entre ellos, la conocida Playa de los Hippies.
Lo primero que hay que saber es que el acceso no es tan simple como en otros lugares de las Sierras: se puede llegar tras una breve pero intensa caminata (de dificultad media) o bien alquilar un bote para cruzar el río. Para los más aventureros y los amantes de la fotografía, se recomienda la primera opción.
La caminata se hace en unos 20-25 minutos y el sendero está bien marcado. Dicho esto, también hay que apuntar que el paseo se disfruta más con zapatillas deportivas, ya que tiene tramos pedregosos y ascensos y descensos muy marcados.
En el camino hay más de un mirador natural con buenas vistas a lo que viene: un río claro bordeado por extensas playas de arena, grandes piedras y una hermosa vegetación.
Espacio de desconexión
Aquí se pueden observar, mayoritariamente, grupos de jóvenes que la eligen para acampar y realizar tardes de guitarreadas y noches de fogatas. También, están las familias con niños pequeños, que la prefieren por sus sectores de agua más bajos, y las parejas, que la eligen para descansar bajo la sombra que provee su gran vegetación.
Sin dudas, la transparencia del agua y el color de la arena, que crean una postal única con las montañas de fondo, hacen de este balneario un destino ideal para un buen chapuzón en días de calor.
Vale recordar que en la zona no se cobra el servicio de acampe y existe una proveeduría para abastecerse.
Dorado
Al llegar, se puede elegir la primera playita que aparece o bien caminar unos metros más, pasar un tramo de piedras y acceder a la segunda, donde hay menos gente.
El río San Antonio en esta segunda zona es más bien bajo, aunque también tiene ollitas y partes más profundas. Las aguas cristalinas y el color de la arena hacen que parezca dorado. La temperatura es bastante fría: hay que juntar coraje y meterse de golpe para sentir cómo revitaliza el cuerpo.
También hay que decir que, a diferencia de otros sectores de las Sierras, las costas se mantienen muy limpias. Donde termina la arena y comienza la vegetación hay sombra suficiente como para sentarse a comer al mediodía y evitar el sol más fuerte; y en esa zona también suele haber carpas.
