Solange, la chica que estaba en nuestra ciudad recibiendo un tratamiento alternativo para su proceso de cáncer, falleció esta mañana. Hace algunos días, cuestiones burocráticas y la falta de criterio impidieron que su padre pudiera despedirse de ella.
Solange finalmente esta mañana dejó de existir. Desde hacía cuarenta y ocho horas, su madre había dispuesto el traslado al Sanatorio Allende de la ciudad de Córdoba porque su estado de salud era más que preocupante.
Hoy, a media mañana se conoció la noticia que nadie quería escuchar. El cuerpo dolido, cansado de tanto sufrir de Solange dijo basta y la chica de 35 años cerró definitivamente sus ojos.
Detrás de esta historia y de su triste desenlace quedan cuestiones de las que alguien (al menos desde la conciencia) deberá hacerse cargo. Cuando hace algunos días entrevistamos a Pablo, su padre, nos conmovía con su relato.
Recién llegado a Neuquén, donde fue obligado a regresar luego que le impidieran el ingreso a territorio cordobés, contaba de su angustia por no poder ver a su hija. El sabía, presentía que lo peor podía suceder y solo quería despedirse de ella en esta circunstancia.
La falta de criterio, la ausencia total de humanidad y la burocracia se combinaron para hacer un combo perfecto e impedírselo.
Solange tenía 35 años. Hacía tiempo luchaba contra un cáncer de mama y había llegado a Alta Gracia en la búsqueda de una última oportunidad de aferrarse a la vida. Estaba intentando con un tratamiento alternativo, luego de haber buscado en la medicina tradicional la solución que no encontró.
Que en paz descanses, Solange.
