Por Germán Tinti (especial para Crónicas al Voleo)
Quesos itinerantes. Alrededor del mundo existen celebraciones de lo más extrañas. Muchas de ellas son de origen ancestral y en muchos casos se han convertido en atractivos turísticos.
Podemos mencionar la fiesta de los monos en Tailandia, el Festival del ajo (Gilroy, California). El Tunarama o fiesta del lanzamiento del atún en Australia, la Tomatina en Buñol. El lanzamiento de la cabra en Manganeses de la Polvorosa (desde 2014 se dejó de arrojar una cabra y actualmente se tira un peluche). O el Festival de la Gallina Hervida en la localidad cordobesa de Luyaba.

En esta columna ya nos hemos ocupado de la Marcha de los Ataúdes en un pequeño poblado de Galicia (https://www.altagracianoticias.com/la-marcha-de-los-ataudes/). Allí, personas que estuvieron al borde de la muerte o bien tienen una enfermedad grave, se hacen pasear en un ataud–. Y de los Lunes de Aguas (https://www.altagracianoticias.com/los-lunes-de-aguas-y-el-padre-putas/), cuando después de la Pascua las mujeres de vida alegre (o sea, prostitutas) vuelven a sus actividades luego de haberlas tenido que suspender al principio de la cuaresma. Pero en esta ocasión pondremos el foco en festividades que incluyen quesos que se lanzan a rodar.
Un queso en la colina Cooper
Brockworth es una localidad británica del condado de Gloucestershire, en Inglaterra. Está situada a los márgenes de una antigua calzada romana que unía la ciudad de Gloucester con Barnwood, Hucclecote y Cirencester. Durante la Segunda Guerra Mundial fue bombardeado por los alemanes. Esto porque la compañía Gloster Aircraft Company fabricó allí varios de los cazas más famosos y efectivos de la RAF como el Hurricane.

Pero esta población es conocida en toda Gran Bretaña y en buena parte del mundo por un extraño ritual. Ritual que se repite cada primavera desde hace casi dos siglos. Y es que el último lunes de mayo –lo que coincide en la actualidad con el denominado «spring bank holyday», un día festivo que nació como feriado bancario y con el tiempo se extendió a todas las actividades laborales– se celebra el Cooper’s Hill Cheese-Rolling and Wake. O sea, el Festival del queso rodante.
Desde lo alto de la colina de Cooper, ubicada al sur del poblado, un maestro de ceremonias arroja una horma de cuatro kilos de Doble Gloucester. Se trata de un queso tradicional, no pasteurizado, semiduro que se ha elaborado en la región desde el siglo XVI. Anteriormente sólo se producía con leche de vacas de raza Gloucester, hoy prácticamente extinta
Deporte de riesgo
El noble producto rueda por la ladera de la colina y los competidores –que se dividen en distintas categorías según la edad y el género– corren para atraparlo. El primero en conseguirlo es proclamado vencedor y se lleva el premio, que es el propio queso… o lo quedare de él.

Parece sencillo, pero debido a la gran inclinación de la pendiente, el queso puede llegar a alcanzar velocidades superiores a los 100 kilómetros por hora. Mientras que los competidores, corriendo y rodando, llegan a los 50 km/h, por lo que suelen registrarse caídas, lesiones y accidentes entre los participantes. En 1993 se registraron cuatro heridos graves. En la edición de 2009 hubo más de 15.000 asistentes para un aforo de 5000 personas. Este evento atrae a competidores y espectadores internacionales, y ganó tal popularidad que incluso es transmitido en vivo por televisión.
En la edición de este año, el terreno se presentaba barroso y resbaladizo debido a precipitaciones pluviales acaecidas los días anteriroes, lo que aumentó la dificultad de la carrera. A pesar de las condiciones adversas, se llevaron a cabo tres carreras masculinas y una femenina, todas al mediodía. En la base de la colina, como método de seguridad, miembros de un club de rugby local se alinearon para atrapar a los competidores que llegaban a la meta.
Cuatro siglos de tradición
Novara di Sicilia es un pequeño pueblo ubicado en el noroeste de la isla de Sicilia. Cuenta con poco más de mil habitantes y forma parte de la asociación «I borghi più belli d’Italia» (Los pueblos más bellos de Italia). En esta localidad y en otras poblaciones de la región, que hemos podido ver reflejadas en la película El Padrino, se produce un queso de pasta dura denominado Maiorchino (en siciliano Maiurchinu), que es el resultado de una tradición de siglos de antigüedad, pero que en la actualidad se encuentra en alto riesgo de extinción por lo complejo de su técnica de producción y el largo período de maduración que requiere. Ello redunda en una baja producción y, en consecuencia, un alto precio.
No obstante el presente de incertidumbre, este queso es una marca registrada de la región y desde hace al menos cuatro siglos se corre de manera anual una «carrera de quesos» que ha convertido –por sí misma– en un verdadero atractivo turístico.

Como un trompo gigante
La competencia ha recibido el nombre del queso que le dio origen y se disputa cada una de las tardes de carnaval y en ellas participan equipos conformados por tres jugadores. Cada equipo enrolla una soga de hasta un metro y medio de largo para poner a rodar el queso con una técnica llamada «lazada» que es similar a la utilizada para hacer girar un trompo.
Los quesos ruedan por un circuito de unos dos kilómetros que va desde la vía Duomo (el punto de partida se llama «cantuea de spot») hasta via Bellini y Piano Don Michele. El equipo cuya horma llega primera al punto de llegada.
Alrededor de la competencia se conforma una feria en la que locales y turistas pueden adquirir recuerdos, productos típicos y degustar los alimentos de la región entre los que destacan los quesos: obviamente el Maiorchino pero también la ricotta y la tuma.



