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“No quiero un plan, cómprame un pan” Reynaldo Germán Schvab

Esta es la historia de un vendedor de pan casero, quien, apostado sobre una de las rutas de Córdoba, exhibe un cartel que dice: “No quiero un plan, cómprame un pan”

Reynaldo Germán Schvab es un hombre de 65 años, combatió en el “Operativo Independencia” en el 75, viajó como Técnico de maquinaria por Inglaterra y USA. Hoy vende pan casero a un costado de la ruta muy cerca de Bialet Massé. Tiene su mano izquierda quemada con la grasa del pan. Hay amigos que lo ayudan mientras él se para día a día junto al cartel que dice: “No quiero un plan, cómprame un pan”. Hoy te contamos su historia.

La vida de Germán, como le dicen sus clientes no ha sido fácil. Dice que tiene para un tiempo largo de recuperación ya que le cayó la olla con grasa caliente sobre su mano. Sin embargo, cuenta con manos amigas que le ayudan a hacer el pan para que siga vendiendo en la ruta. Su cartel responde a su pensamiento. “Hay que dignificar la voluntad de trabajo. Tengo 65 años y quiero que mis hijos me vean trabajando y no haciendo cola por un plan”

“Tengo 65 años y quiero que mis hijos me vean trabajando y no haciendo cola por un plan. El trabajo dignifica. Hay una palabra en la Biblia que dice que uno se gana el pan con el sudor de la frente”

Reynaldo Germán Schvab

Campaña solidaria

Muchos de sus clientes quieren ayudar a Germán a través de las redes sociales. Están pidiendo harina, grasa, sal y todo lo que necesite para seguir adelante con su proyecto. El mismo nos comentó que está necesitando un carro de esos en dónde se venden churros. Así podría acomodarse mejor y ya nos sufrir las inclemencias del tiempo.

Quiere mejorar además la calidad de su producto, ya que considera que por lógica el viento levanta tierra que puede caer en el pan. Por esa razón mucha gente no le compra. Ya hubo alguien que le donó una puerta para la estructura del carrito. Pero eso es sólo el comienzo.

Operativo Independencia

Según se lee en la historia en febrero de 1975, con siete meses de gobierno tras la muerte del General, María Estela Martínez de Perón ordenó el uso del Ejército en tareas represivas, un hecho que tendría implicancias decisivas y trágicas para la Argentina. El decreto secreto 261 lo habilitó. Arrancaba lo que luego se conoció como “Operativo Independencia”.

La normativa establecía: “el comando general del Ejército procederá a ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”. Debían «destruir el foco guerrillero» instalado algunos meses atrás en la provincia del norte argentino por el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP)

En ese lugar estuvo el joven Germán. “Hice el servicio militar con 18 años. Soy Clase 58’. Fui preparado para estar en Tucumán. Es muy triste de contar lo que viví en esas Sierras. Perdí a muchos compañeros. Estuve en combate y perdí tres años de mi vida.

La época de los viajes

Después de combatir y sobrevivir para contarlo, Germán estudió para convertirse en Técnico Electricista. Viajó con Industrias Harman para hacer cursos de actualización en reparación de máquinas automáticas en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, y México. De esta manera se convirtió en soporte técnico aquí en la Argentina. Recibió una propuesta para trabajar en USA, pero la empresa se negó a cederlo, lo cual al final terminó truncando su carrera. Poco tiempo después Harman cerraría su planta en Córdoba.

Cuando la muerte toca la puerta

Desde el momento en que se pusieron de novios, la mujer de la que se enamoró Germán le advirtió con lágrimas en los ojos, “No quiero arruinar tu vida por mi enfermedad”. El amor pudo más y finalmente fueron al altar. “Yo la cuidé, la amé hasta el último de los segundos. Puedo hablarle a la juventud lo que realmente es el amor”

“Perdimos nuestro primer hijo. Hoy tendría 42 años. Concebimos nuestro segundo hijo, una nena, pero a mi mujer se le estranguló un riñón. Esto significó una operación muy grande. Tuve que vender una casa para pagarle al Anestesista, que en aquella época no se incluía en la obra social.

Fue dura mi vida. Sin embargo, a mis hijos les sigo demostrando la voluntad del trabajo, el levantarme temprano. Ellos se preguntan de dónde saco tanta voluntad, Lo hago porque amo la vida, amo al prójimo. Si yo puedo dar una mano, la doy. Muchas veces me sobra un pan y sé que hay una familia que lo necesita. Voy y se lo llevo. Tenemos que cambiar de mentalidad. Esto se soluciona trabajando codo a codo, ayudándonos unos a otros”

Cuando la esposa de Germán Murió, le cambió la casa de Córdoba a su hermano por una casa en Bialet Massé. Sólo para escapar de un recuerdo doloroso y tratar de empezar de nuevo. Hoy no se siente abandonado a la vera del camino y recuerda una frase que salía de los labios de su esposa: “No sea mediocre, hay que avanzar en la vida”

Contacto de Germán: 3541 31-9473

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