Muchas veces hay personas o personajes que son convocados a modo de escudos protectores para mejorar la imagen de otros.
En el marco de la campaña electoral para el 12M, el sector liderado por Mario Negri convocó a tierras cordobesas a la Dra. Elisa Carrió, como forma de reforzar los números pre electorales de la fórmula que comparte con Héctor Baldassi.
Lo que pretendió convertirse en un refuerzo, terminó siendo un salvavidas de plomo. Carrió se despachó con una serie de frases que lejos han estado de ayudar a la campaña y de las cuales es muy difícil salir, a pesar de las disculpas formales -y forzadas- que realizó la Diputada.
Saltando en el tiempo, así como en el 83 el famoso ataúd enarbolado por Herminio Iglesias tiró por tierra las pretensiones electorales del Peronismo de Luder, actitudes y dichos como los de Carrió ayer no hacen más que ahondar en la Argentina que no queremos. En la de la confrontación, la falta de respeto y la ausencia de valores humanos.
Carrió podrá disculparse con mil palabras, pero lo dicho, dicho está. Dicho y expresado en un lenguaje oral y gestual que poco margen de dudas deja a la hora ver que realmente pensó y dijo lo quiso pensar y decir.
Sus defensores podrán argumentar que la frase se sacó de contexto, pero basta solo con escuchar el audio para darse cuenta que no fue así.
Los argentinos no queremos más falta de respeto. Queremos un país que salga adelante, y actitudes como éstas no hace más que tirarle de la camiseta a un pueblo que quiere y necesita avanzar. La política es hermosa si se entiende como trabajo en pos del Pueblo. Los políticos terminan siendo nefastos cuando se creen dueños de la verdad absoluta y se consideran jueces y dioses para decir lo que les viene en gana sin ponerse ni siquiera colorados.
