Yamila Loyola es mamá de Natasha, una niña que padece una enfermedad neurodegenerativa. Hoy, lamentablemente tiene que alzar la voz para pedir de justicia. Su hija, que tiene Síndrome de Sandhoff -una condición de salud que afecta su movilidad-, fue entregada a su madre con lesiones graves tras una visita con su padre.
«Mi hija no se mueve, no camina, no puede sostener objetos. No hay forma de que ella sola pudiera hacerse un raspón o fracturarse las piernas», relató Yamila en un testimonio enviado a AGNoticias. Según su testimonio, luego de pasar un día entero sin recibir respuesta del padre para que le devolvieran a la niña, la recibió el domingo por la tarde notándola asustada y con un raspón en la nariz. Hoy, exige justicia:
Pese a sus reiterados intentos por obtener una explicación, no obtuvo respuestas. «Noto que mi hija estaba asustada. Ella es una nena que se vive riendo, reconoce los tonos de voz, y desde que volvió no se reía, lloraba», expresó.

Al día siguiente, preocupada por la situación, Yamila decidió llevarla al hospital local tras notar que la pequeña lloraba cuando le tocaban las piernas. Allí, le realizaron las placas correspondientes hasta que dieron con un duro diagnóstico: Natasha tenía fracturas en ambas piernas. «El fémur es el hueso más duro del cuerpo, y los médicos me dijeron que mi hija no se pudo haber fracturado sola», explicó.
Escuchar audio de Yamila Loyola:
El caso fue denunciado de inmediato por el hospital de niños de Córdoba, donde Natasha permanece internada para su tratamiento. La Justicia dictó una orden de restricción de seis meses contra el padre y su actual pareja. Pero para Yamila eso no es suficiente: «No quiero que esto quede en una orden de restricción. Ellos tienen que pagar por lo que hicieron. No voy a parar hasta que estén presos.»
Una denuncia previa que fue ignorada
La preocupación de Yamila no es nueva. Hace dos meses, ya había acudido a la policía para pedir ayuda.
Todo comenzó cuando recibió un mensaje de la pareja del padre de su hija, donde comparaba a Natasha con otros niños, diciendo que «por lo menos sus hijos eran normales y no enfermos como Natasha».
«Yo llevé ese mensaje a la policía porque sentí que una persona que habla así de una bebé con la condición de mi hija no está bien de la cabeza», relató. Sin embargo, su pedido de una orden de restricción fue rechazado. «Me dijeron que como no había violencia física no podían hacer nada. Pero yo no me sentía tranquila sabiendo que mi hija estaba expuesta a esa persona.»
Pese a su insistencia, las autoridades policiales determinaron que no podía impedir el vínculo entre Natasha y su padre, y que debía continuar las visitas. «Advertí lo que podía pasar, pero no me escucharon. Ahora mi hija tiene fracturas en las dos piernas», lamentó Yamila.
El caso sigue en investigación bajo la sospecha de maltrato infantil, en un contexto donde la vulnerabilidad de Natasha exige máxima protección.


