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Misma temperatura, distintos oficios: la ola de calor vista desde cada rubro

Misma temperatura, distintos oficios: la ola de calor vista desde cada rubro
Sin duda alguna, las altas temperaturas nos afectan a todos. Con la ola de calor en su punto máximo, cada trabajador enfrenta el verano de manera diferente. Repasamos cómo se vive esta temporada desde distintos rubros.
Ser naranjita a la siesta

AGNoticias dialogó con Raúl, quien es naranjita al frente de la Plaza Solares. El hombre comentó que estos días han estado bravos, sobre todo porque desempeña su trabajo en plena siesta, a partir de las 13.00hs. Es por eso que, según explicó, buscará ir a la plaza durante la tarde noche para aprovechar el descenso del sol y así poder trabajar bien hasta la noche. «Anoche me fui a la nueve y cae gente a la cuadra. básicamente por las horas a las que terminan de hacer sus responsabilidades y por el calor mismo», comentó.

Inspectores de tránsito: otros en la línea de calor

En busca de más experiencias con la temporada de temperaturas extremas, un inspector de tránsito comentó que en estos días es «sofocante andar por la calle». Es por eso que, con la solidaridad de los comercios aledaños, cargan las botellitas de agua de 6 a 9 veces por día para pasar el verano:

En un vehículo, pero con calor absoluto

Si hablamos de personas expuestas a todas las condiciones, no podemos dejar de pensar en los remiseros y taxistas. Aunque estén dentro de un vehículo, pasar todo el día expuestos a temperaturas elevadas sigue siendo un desafío. Al intercambiar unas palabras con uno de ellos, explicó que la única forma efectiva de hacerle frente al calor es utilizando el aire acondicionado del auto. De lo contrario, bajar las ventanillas puede ayudar, pero en menor medida. «Por un rato sirve, pero después es lo mismo. Al igual que los momentos que esperamos a un pasajero frenados en alguna parte.»

Estar al lado de las cocinas en pleno enero

AGNoticias también dialogó con Cecilia García, quien es ayudante de cocina. «El calor dentro de una cocina se siente bastante, aunque lo bueno es que el cuerpo, de alguna forma, se acostumbra a esa temperatura. Para mí, en lo personal, es muy importante hidratarse para poder trabajar cómodo», explicó. Además, agregó: «La verdad que no sé a qué temperatura se llega, pero es muy, muy alta.» Por último, Cecilia comentó sobre las condiciones de trabajo: «Más allá de eso, las instalaciones tienen ventilador y un gran extractor que saca un poco el calor, y por ahí se siente como un alivio en la temperatura».

Trabajar en una fábrica: las oficinas y las áreas productivas

Marcelo Montoya, trabajador del área de Control de Calidad en una fábrica local, cuenta cómo se vive el calor en las distintas áreas de la planta. Mientras él trabaja en las oficinas con aire acondicionado, reconoció que la situación en las zonas productivas es diferente.

«En las áreas donde el techo de chapa está muy bajo, el calor se siente más. Ahora mismo, el termómetro marca treinta y seis grados, pero en los galpones donde funcionan las máquinas de inyección de plástico, la temperatura es mucho mayor. Ahí se llega fácilmente a treinta y ocho o treinta y nueve grados», explicó.

Marcelo describe cómo los ventiladores que utilizan los operarios no logran aliviar las altas temperaturas. «Llega un momento en que los ventiladores solo tiran aire caliente. Esas son las zonas donde peor se pasa», comenta.

En el sector de costureras, si bien instalan un sobre techo para reducir el impacto del calor, la temperatura sigue siendo elevada.

¿Aire si o aire no?

Agustina, dueña del local Amor de Mamá , comparte cómo enfrenta las altas temperaturas durante el verano. Aunque asegura que no lleva tan mal el calor, reconoce que estos días se han sentido más agobiantes.

Por las mañanas, decidió no abrir el negocio debido a que el sol pega directamente todo el día. «Me complica venir a la mañana porque no anda nadie, así que prefiero abrir solo por la tarde», comenta. A pesar de eso, algunos días específicos, como los sábados, acude temprano y, cuando el calor se vuelve insoportable, recurre al aire acondicionado. «Prendí el aire hace unos quince días, un sábado que hizo muchísimo calor. El sol da toda la mañana y no se aguanta, y este último sábado también lo prendí porque vine temprano a desarmar el arbolito y hacía mucho calor», cuenta.

Sin embargo, Agustina es cautelosa con el uso del aire por los clientes más pequeños: «Trato de no prenderlo mucho porque si entra una mamá con un bebé, el golpe de aire de afuera adentro les puede hacer mal. Pero creo que entre hoy y mañana lo voy a tener que prender porque no se aguanta y, además, para que la gente se sienta un poco más cómoda cuando entra, por momentos, es agobiante».

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