En esta sección te invitamos a conocer las historias de altagracienses que viven en diferentes partes del mundo. AGNoticias dialogó con Martina cuya vida cambió por completo cuando decidió viajar a Andorra. Su recorrido la llevó también por Málaga y Almería, donde conoció la otra cara de emigrar: trabajo, esfuerzo, aprendizajes y la compañía de otros altagracienses que se convirtieron en familia.
En AGNoticias la sección «Altagracienses por el Mundo» ya es un clásico de nuestro portal informativo. Un espacio dónde les acercamos los lectores historias de vecinos, amigos o familiares que dejaron su ciudad natal y que ahora están viviendo diferentes experiencias alrededor del mundo. En esta oportunidad, conocemos más a la altagraciense Martina Cáceres.
La joven siempre había tenido en mente conocer otros países, aunque no estaba en sus planes inmediatos. La oportunidad llegó de manera inesperada: su pareja le propuso viajar a Andorra para pasar la temporada de invierno.
“Ya viajamos con trabajo y alojamiento, solo tenían que aprobar los papeles”, recordó. Así, con las valijas llenas de ilusiones y con la certeza de que era el momento de crecer, partió hacia un destino que le resultaba tan desconocido como fascinante.
Era noviembre de 2022 cuando puso un pie en Andorra, un pequeño principado enclavado en los Pirineos, rodeado de montañas y con un paisaje que parece sacado de una postal. Allí trabajó durante cinco meses en plena temporada de nieve, donde la vida gira alrededor del turismo, el esquí y la hotelería.


España: un intento de raíces
Concluida esa primera experiencia, Martina y su pareja decidieron mudarse a España. El lugar elegido fue Málaga, en plena Costa del Sol, donde el mar Mediterráneo se mezcla con una cultura vibrante y una vida social intensa.
Pasaron allí ocho meses con la idea de establecerse de manera más permanente mientras él tramitaba la ciudadanía. Sin embargo, no todo fue sencillo. “Al principio fue difícil por el alquiler y la falta de trabajo”, mencionó.
Con el paso de los meses lograron conseguir empleos, y lo más valioso: formaron un grupo sólido de amigos, en su mayoría también altagracienses que habían elegido ese rincón de Andalucía para empezar de nuevo.
Ese grupo terminó siendo un sostén fundamental. “En Fuengirola éramos como quince personas de Alta Gracia. Nos llamamos Familia AG. Siempre había alguien dispuesto a ayudar”.


“Lo lindo era que no hacía falta explicar nada, porque todos entendían de dónde veníamos y lo que significaba estar lejos de casa”.
Pero el sueño andaluz se vio afectado por un obstáculo difícil de superar: el costo de los alquileres. “Se nos complicó pasar el año, los precios eran demasiado altos”.
Fue entonces que tomaron una decisión difícil: dejar Málaga y mudarse a Nacimiento, un pequeño pueblo en Almería. Allí la vida era distinta: más tranquila, más simple, aunque con menos posibilidades laborales. Permanecieron cuatro meses hasta que, a fines de 2024, decidieron regresar a Andorra.

De regreso a la montaña
Hoy Martina vive en La Massana, uno de los valles más encantadores de Andorra, donde las montañas nevadas en invierno y los paisajes verdes en verano hacen que cada estación sea un espectáculo.
Allí consiguió nuevamente trabajo en hotelería, un rubro que le permitió crecer y ocupar actualmente el puesto de segunda encargada en un restaurante.


“En Alta Gracia ya había trabajado como camarera, y hoy sigo de lo mismo, aunque en un contexto totalmente distinto. Estoy en un hotel, con turistas de todas partes del mundo, y eso también te enseña a mirar distinto, a adaptarte a otras culturas y formas de trabajar”, manifestó.
En España, además de los trabajos temporales, rememoró con cariño el cuidado de una bebé y de varios perros, experiencias que le permitieron no solo ganarse un ingreso sino también crear vínculos cercanos en un país que todavía sentía ajeno.
Empezar de cero: el desafío de conseguir trabajo y vivienda
Una de las partes más difíciles de la vida en el exterior es, sin duda, conseguir empleo y vivienda. La altagraciense lo sabe de primera mano. “Si no tenés pasaporte de la Unión Europea, es complicado. Trabajo hay, pero no siempre es un buen trabajo.
“Por eso recomiendo a quienes quieran viajar que busquen países donde puedan sacar visados como Work and Holiday, o donde exista la posibilidad de estudiar el idioma y trabajar al mismo tiempo”, aconsejó.


En cuanto a la vivienda, la diferencia con Argentina le resultó impactante: “Allá siento que hay mucho espacio. En cambio, en España y en Andorra la demanda es enorme”.
“En temporada los precios se disparan y los requisitos para alquilar son imposibles para alguien que recién llega”.
Lo que enamora y lo que duele
Martina se declara enamorada de Andalucía: de sus calles cargadas de historia, de la mezcla cultural que se respira en cada esquina, de la calidez de la gente y, por supuesto, de su gastronomía. “La comida es riquísima, el clima en Málaga es cálido y en verano la costa es maravillosa”, expresó.
Andorra, en cambio, le ofrece otra cosa: seguridad y tranquilidad. “Es como una burbuja. No hay gente viviendo en la calle, es rarísimo escuchar de un robo. Acá todo funciona. Es demasiado seguro”, aseguró.


Pero no todo es color de rosa. Lo que más extraña es lo que no puede reemplazarse: su familia, sus amigas, los mates compartidos y la comida casera. “Lo que más me pesa es no compartir momentos que no vuelven. Eso me pone muy triste”, confesó.
Este 2025, sin embargo, pudo regresar unos días a Argentina por motivos personales. Ese reencuentro con sus seres queridos fue un respiro en medio de la distancia.
Consejos para quienes sueñan con dar el salto y aprendizajes personales
Si hay algo que Martina rescató es la enseñanza de su ciudad natal. “Alta Gracia me enseñó la solidaridad y la simpleza. Allá donde estuve, siempre encontré altagracienses, y en los momentos difíciles fueron fundamentales”, afirma.


A quienes estén pensando en dar el paso de emigrar, les deja un consejo claro: “Que lo hagan, que se animen, pero que se informen mucho antes. Y que se preparen emocional y económicamente, porque no todo es fácil”.
“La experiencia de vivir afuera te transforma y te enseña muchísimo, pero también te enfrenta a la soledad, a la adaptación y a los desafíos de estar lejos”.
¿Volver a Argentina?
Hoy Martina proyecta seguir un tiempo más en Europa. Ya conoció Italia, Suiza y Francia, y quiere seguir recorriendo nuevos destinos. Sin embargo, tiene claro que, tarde o temprano, regresará a Argentina.
“Creo que no hay como nuestro país. Soy muy familiar, y mi familia y mis amigos me pesan muchísimo. La idea es quedarme un tiempo más, terminar algunos proyectos y conocer un poco más de países, pero sí pienso volver a vivir en Argentina”, declaró con convicción.


La historia de la joven refleja la experiencia de muchos altagracienses que deciden dejar su ciudad natal en busca de nuevas oportunidades.
Entre la nieve de Andorra y el sol de Andalucía, aprendió que emigrar no es fácil, pero que cada paso vale la pena por lo que deja como enseñanza y por la certeza de que, sin importar la distancia, las raíces siempre tiran.



