Un entrerriano vio un malentín que caía de una camioneta, lo agarró y buscó al propietario para dárselo. Rechazó dinero como premio, pero pidió trabajo.
Se llama José Sánchez, tiene 39 años y es un changarín de la localidad entrerriana de Nogoyá. Esta semana su nombre resonó en todo el país por un gesto loable: encontró un maletín con medio millón de dólares y lo devolvió a su propietario. Pero no sólo eso, ante el ofrecimiento de dinero por parte del agradecido dueño, José rechazó ese premio pero solicitó un trabajo.
Todo empezó cuando observó un maletín que había caído de una camioneta. «Le hice señas -al conductor- con las manos para que parara. Cuando lo agarré, pensé que era plata. Cuando lo abrí, lo miraba y lo volvía a mirar, porque yo nunca vi en mi vida esa cantidad de dinero. La plata que conozco acá es la de 100 pesos, pero dólares jamás», contó a la radio local, FM Libertad.
«Me puse muy nervioso y decía: ‘No Dios, no me recompensés con esto porque yo soy un humilde trabajador. Mientras vos Dios, me des salud y trabajo, yo ya estoy contento. Llamé al 101, pero me daba como que estaba ocupado. Entonces, atiné a traerlo a la radio», narró Sánchez, quien además contó que en el camino se encontró con la camioneta y que inmediatamente, al reconocer al conductor, le dijo «esto es suyo».
«Ese mediodía (después de devolver el dinero), comimos fideos hervidos con milanesa de hígado, porque el patrón del lugar donde yo trabajo, se fue y no pude cobrar. Imaginate, ¿encontrar tanta plata y uno así? pero yo dije: ¡No! Esas cosas para mí no van», aseguró en la entrevista que dio a la emisora local.
«De mañana, me dedico a hacer trabajos de pintura y por la tarde, soy panadero en una panadería muy conocida», cerró sobre cómo hace para sostener a su familia y recalcó que lo que más le interesa es tener un trabajo en blanco para darle una obra social a sus hijas.
El empresario, lo llamó para compensarlo con un millón de pesos pero el joven rechazó el dinero. También ofreció comprarle una casa en Nogoyá donde Sánchez, alquila una casa para él y su familia compuesta por su pareja y dos hijas de cuatro y seis años. El empresario entonces le ofreció un trabajo en blanco cuando comprara el emprendimiento turístico, que era el objetivo de ese dinero que portaba en el maletín.
