Las elecciones para autoridades provinciales que se desarrollaron ayer dejaron varios asuntos para el análisis de cara a lo que se viene.
Año de elecciones que incluirá allá por setiembre a la municipalidad de Alta Gracia. Aquí, Marcos Torres buscará refrendar el respaldo que tuvo en las urnas hace cuatro años. Enfrente, si bien no está definido, aparece nuevamente Leandro Morer como su más importante adversario político.
Y la realidad es que en ambos bandos políticos, los frentes internos estarían complicando -y bastante- las decisiones. Tanto en Juntos por el Cambio como en Hacemos Unidos por Córdoba saben que cada paso que den de hoy en adelante deberá darse a sabiendas que se pisa sobre firme.
Mientras el radicalismo buscará ahuyentar disputas internas y negociaciones con su socios, el peronismo no la tiene más sencilla.
Vamos por partes. Juntos x el Cambio se quedó sin el respaldo de Juez electo gobernador, pero hizo una muy buen elección en Alta Gracia, en lo que al segmento de Legislador departamental se refiere. Si bien fue electo Facundo Torres, el candidato amarillo quedó a tan solo 2 puntos y medio de diferencia. Muy estrecha, por cierto, y la mitad de la diferencia por la que ganó HUxC en el Departamento.
Ello hace que Leandro Morer hoy infle el pecho y que prácticamente llame a los demás «al pie» a la hora de negociar candidaturas y cargos. ¿Todos aceptarán eso? ¿Incluso aquellos que miraron para otro lado a la hora de trabajar la campaña para legislador del ex concejal?
Hacemos Unidos por Córdoba también tiene su frente interno, y complicado. Por un lado Walter Saieg que mostró una clara intención de apoyo a Llaryora, pero que lejos estuvo de hacer lo mismo con Torres ayer domingo.. Por otro, Pablo Ortiz quien ya rompió lanzas con el torrismo, volverá a su banca de concejal y comenzará a caminar la calle más que nunca, potenciado por la victoria de su amigo Llaryora.
«Solos no gana nadie» dijo alguien que conoce por dentro la realidad del PJ local. Pero… ¿Habrá margen para las negociaciones o será una puja de ver quién la tiene más l…? (perdón por la guarangada). Porque a la guerra de egos se le suma la sed de revancha. Y un partido fracturado atentaría contra las intenciones de Marcos Torres de renovar su mandato. El «arreglo» por ahí tiene un precio que el oficialismo peronista no estaría dispuesto a pagar…
En esta Córdoba polarizada de la que Alta Gracia no es una excepción, las dos agrupaciones mayoritarias por ahora tienen más dudas que certezas a la hora de pensar en setiembre. Los tiempos no son tantos, y las definiciones urgen.
