AG Noticias
Sin categoría

De vez en cuando, el fútbol nos besa en la boca

Por Gustavo Gutiérrez

 

Es casi un hallazgo arqueológico encontrarse con el fantástico Independiente – River. En el fútbol de hoy, los técnicos en su mayoría cuidan su trasero y en el conferencia de prensa posterior nos cuentan un partido que sólo vieron ellos.

Justifican su avaricia, su misera, sus miedos, con las más inverosímiles excusas, que tienen como siempre el bendito excusómetro del nunca bien ponderado equilibrio, palabra mágica que -en buen romance- quiere decir «no ataco por miedo al gol de visitante que me deje en la puerta del horno, con papas noisette».

Por eso, saludar con aplausos, medalla y beso y, si se puede con homenaje en plaza pública las intenciones River e Independiente, no concretadas solo por dos monstruos del arco: Campaña y Armani, que las hicieron a todas, de frente, de perfil, de arriba, de abajo, volando de palo a palo como si fueran Batman y Superman.

Holan y Gallardo coincidentes en ir al frente no como sea, sino jugando con pases quirúrgicos que van al hueso para dañar en serio. El fútbol en estado puro, con media cancha solo de paso porque a un ataque del Millo, respondía el Rojo con otro ataque.

Y así, iban y venían en un juego de infartos masivos. Y los cambios de los técnicos, llenos de arrojo, bravura, valentía, para buscar hasta el final la victoria sin apelar a la trampa de hacer tiempo.

Al final… matemática macanera, te fuiste al mazo en un cero improcedente. El fútbol, bendito juego, volvió a ser un espectáculo.

Como diría Serrat, vez en cuando el fútbol (como ocurrió anoche), te besa en la boca.

 

nakasone