AGNoticias dialogó con un docente de la comunidad local quien, desde su experiencia, habló de estos temas.
Como punto de partida, es importante analizar los conceptos que se abordarán en la nota. La cultura del like es la inmersión de los adolescentes en el universo de las redes sociales, universo en el cual los me gusta tienen un protagonismo inmenso. Aunque parece una definición básica con la cual estamos familiarizados, este tipo de adhesión a lo virtual suele ser peligrosa si no tiene una supervisión adulta. Sobre esto, el docente entrevistado dijo que los adolescente saben de los peligros que tiene el uso de los dispositivos. Pero creen que a ellos no les va a pasar nada. Es por eso que viven dentro de la cultura del like.
Por supuesto, esto también influye en la construcción de su subjetividad y la necesidad propia de aceptación. Allí, buscando ser aceptados, se olvidan de los peligros del uso de los dispositivos y redes sociales.
Siguiendo estas ideas, cae de maduro que el rol de los adultos es fundamental. El docente enfatizó en que los adultos estamos siempre por detrás de la tecnología y sus avances. «Cuando creemos que entendemos o comprendemos esta forma de comunicación, surgen nuevos y variados atajos tecnológicos. Creo que muchas veces hacemos lo que podemos. La tecnología y las comunicaciones son parte de nuestras vidas.»
En este punto, lo más lógico parece ser poner límites al respecto. Sin embargo, el docente entrevistado dijo que esa no es la cuestión, sino que es cuestión de presencia de adultos responsables. «Si acompañas a tu hijo, si hablas, si conoces a sus amigos y te comunicas con los padres de los amigos de tu hijo.Después cada familia verá qué, cuánto, cómo y cuándo es el uso de lo tecnológico.»
Aplicaciones para llevar un control
Con estas afirmaciones, parece quedar en claro que, en algunos casos, el contenido daña. Y aunque podemos pensar que bloquear ese mundo es sencillo, con el pasar del tiempo se ha vuelto una tarea complicada. «Hay muchas aplicaciones para llevar un control, pero no son 100% efectivas. Yo uso family link. Pero hay que revisar y ver, porque los filtros no son seguros.»
Finalmente, la presencia es el aliado más grande a la hora de entender, apoyar y acompañar a la construcción de la subjetividad del adolescente. Los padres y/o tutores deben ser quienes generen vínculos reales. Otros adultos, como profesores o docentes cercanos, pueden ser parte del proceso entendiendo que si no hay vínculo afectivo en contexto educativo, no se genera aprendizaje. Es importante tener en claro esto: contextos seguros respetando los tiempos de cada uno de los alumnos. Dar la información pertinente.
En la casa, el rol es otro y se limita, aunque suene redundante, a tener presencia: explicar que el «amigo del amigo» no es tu amigo. Entender que a veces es sumamente necesario decir que no y que no hay que temerle a eso. Este vínculo se construye desde el nacimiento y debe reforzarse día tras día, entendiendo que el adolescente simplemente está adolesciendo y que están renunciando a una niñez segura. Ser parte y que no se mezclen los papeles: el adulto siempre es adulto y el adolescente está atravesando por algo.