Ocurrió cuando el sábado recién estaba comenzando, algo así como a las dos y media de la mañana.
Personal de Seguridad Ciudadana, que recorría la zona de barrio Sabattini, se percató de un hecho que estaba molestando a los vecinos, y perturbando la paz de una noche que hasta ese momento parecía imperturbable: en un domicilio de este barrio, había música a un volumen extremo, y una importante cantidad de gente.
El personal municipal, acompañado por efectivos policiales, intentaron labra un acta por «ruidos molestos»… y allí comenzaron los problemas. Al momento que la inspectora municipal quiso hablar con los propietarios de la vivienda, algunos de los presentes comenzaron un hecho de singular violencia.
En un instante, varios de los concurrentes a la fiesta comenzaron a arrojar piedras y botellazos contra los inspectores, y contra los móviles. La cosa se puso espesa, y fue convocado personal de Infantería. No hubo forma de controlar la situación, que ya se había desbordado, con muchachos que se iban por una de las calles que dan al barrio, mientras continuaban arrojando proyectiles contra los uniformados.
Todo finalizó con un policía lesionado, y con dos detenidos (un muchacho y una chica), los dos menores de edad, que fueron puestos a disposición de la Justicia.
