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Editorial

Cambio de mandos policiales: así no hay proceso que aguante

No sorprenden los cambios. O si, pero en Alta Gracia es como que estamos todos acostumbrados a que los cambios de mando en la Jefatura de la Departamental Santa María sean moneda corriente.

No es sencillo hacer un repaso de los Jefes que han estado al frente de la policía en los últimos, digamos…. ¿cinco años? como para no irnos tan lejos. Porque si no, la lista se haría interminable.

No pasa por pensar ni analizar si los nuevos nombres son mejores o peores que los anteriores. El análisis no debe circunscribirse sólo a los antecedentes de unos u otros; ni siquiera a los motivos por los cuales se impusieron los cambios.

Sucede que los relevos, cuando son tan seguidos, no permiten nunca encarar y mucho menos finalizar un proceso de trabajo. Cuando el personal comienza a adecuarse a una forma de actuar, se va el Jefe y el que llega trae sus propias normativas. Y así, no hay lucha contra la delincuencia que aguante, si se me permite.

Los ciudadanos somos los principales preocupados por estos continuos cambios en los mandos policiales locales. Al Comisario Mollo, por ejemplo, casi no le conocimos la cara. A Oro lo nombran, lo derivan, lo vuelven a nombrar y lo vuelven a derivar.  A Rodolfo González, cuando la cosa parecía encaminarse, lo designaron a obligaciones mayores en la provincia y se cortó un proceso que parecía el más viable de los últimos tiempos. Y así podríamos seguir dando ejemplos… mientras la delincuencia no espera y sigue creciendo en su accionar.

El pasado viernes, tomaron sus cargos Carlos Destéfani como Comisario Mayor de la Departamental Santa María y Ramón Romero como Subjefe. Se  inicia un nuevo capítulo, que -como vecinos de esta ciudad- esperemos tenga la seriedad y la continuidad que las circunstancias ameritan.

Juan Carlos Gamero (Director Periodístico)

Foto: Canal 2 y Redacción Alta Gracia

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