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La Bolsa: pidieron a la policía para echar a una vecina del edificio comunal

En La Bolsa, hasta el esposo de la jefa comunal cobra por servicios a la Comuna

Vecina echada con la policía. La gestión de Verónica Diedrich en La Bolsa volvió a protagonizar momentos bochornosos. Aunque quedarse con el título sería solo optar por la anécdota, lo ocurrido fue el corolario de determinaciones que terminan restringiendo la voluntad de un importante número de vecinos de la localidad.

¡Ultimo momento! (Acá iría la clásica placa roja). Personal policial debió actuar en defensa de la Jefa Comunal, de su Tesorero y de los empleados de la Comuna de Villa La Bolsa. ¿Ataque terrorista? ¿Invasión extraterrestre? Mmmm… no, el uniformado fue convocado por las autoridades comunales para frenar la peligrosísima amenaza inminente que representaba una vecina septuagenaria a quien le habían negado un expediente de carácter público.

Se ve que esta señora debe haber sido bastante brava. Es más, ya la debían conocer de antes porque no hace tanto, de puño y letra de la propia Jefa Comunal había recibido una carta documento de tono amenazante. ¿Su delito? Haber compartido una información que a Verónica Diedrich la dejaba mal parada, referida al nunca aclarado tema de los celulares a nombre de la Comuna, pero que usan los familiares de la Jefa.

Pero hablemos en serio, si algo serio se puede desprender de estos bochornosos hechos que una vez más manchan la ya bastante deteriorada imagen de la gestión Diedrich. Este escándalo no es otra cosa que un eslabón más de un largo rosario. Que incluye trolls, cartas documentos y empleados sancionados por expresar sus opiniones, entre otras perlitas.

Lo sucedido este jueves en la Comuna de Villa La Bolsa no hace más que refrendar el estado de paranoia en la que está sumergida la Jefa Comunal, para quien todo aquel que piense distinto o que exprese una opinión en discordancia, automáticamente es un golpista que va en busca de su destitución. Lejos está de tolerar que alguien pueda disentir, y mucho menos que lo diga. Así, cualquier intento de participación ciudadana pasa a considerarse definitivamente desestabilizador.

El tema es serio y preocupante

Dejemos de lado las ironías y las anécdotas (reales, por cierto). La Ley 8102 es la que rige para los municipios y comunas que no tienen dictada su Carta Orgánica. Para que se entienda, es su «Constitución», a la cual deben apegarse mandatarios y ciudadanos.

Pero bien, repasemos un poco la historia reciente para entender qué sucedió este jueves en el ámbito comunal. Desde que comenzó la gestión, el Tribunal de Cuentas busca reivindicar sus funciones, expresadas claramente en el Art, 84 inciso 2 de la Ley 8102, que transcribimos a continuación:

Lo que el Tribunal de Cuentas reclama es su derecho a visar previamente los actos administrativos que comprometan gastos para la Comuna. Algo que caería de maduro en cualquier sistema que se precie de democrático, pero que en Villa La Bolsa es tildado de «desestabilizador».

Pero a esta reivindicación por parte de los tribunos de cuentas se le suman denuncias como la realizada el pasado 19 de febrero. La misma dejaba en evidencia que la Comuna había solicitado teléfonos celulares que finalmente utilizaban los familiares de la Jefa Comunal. La denuncia en sí, y la falta de argumentos para esgrimir una explicación al respecto, hicieron que la tensión se elevara demasiado, y la paranoia creciera en el despacho de Diedrich.

El vaso lleno

Lo que terminó de llenar el vaso fue la iniciativa popular, nacida desde asambleas de vecinos, que terminó en un pedido de Asamblea Extraordinaria para pedir la conformación de Concejos Barriales. Finalmente, los vecinos autoconvocados se ciñeron a la letra de la Ley 8102 e hicieron lo que indica el artículo 207, a saber:

Así, presentaron ante las autoridades el pedido de Asamblea Extraordinaria, firmado por un número de vecinos que incluso excedía el 20% requerido por la Ley. Esa misma documentación fue recibida días más tarde por un empleado del Juzgado de Paz (el Dr. Segura está de licencia, y lo reemplaza el Dr. Pablo Contreras).

La historia de este novelón político tuvo otros capítulos. Como una forma de desvirtuar el pedido de los vecinos, desde la Comuna decidieron no otorgar la Extraordinaria, e incluir el pedido vecinal dentro de la Asamblea Ordinaria, prevista para abril. En realidad, en la convocatoria no habla de Concejos Barriales; sino que el tema se termina diluyendo en términos que darían a entender que los cientos de firmas terminarían en el fondo de algún cajón de la sede comunal, sin final feliz por cierto.

Un jueves poco Santo

Lo sucedido este jueves poco tuvo que ver con la posibilidad de participación ciudadana. Apoyándose en la palabra del Juez de Paz, quien dijo que «no certificó» las firmas reunidas, la Comuna de La Bolsa emitió un comunicado dando por caída definitivamente no solo la Extraordinaria; sino fundamentalmente la petición vecinal. Así de simple.

La recolección de firmas se realizó en forma domiciliaria, y amparados en un artículo de la Ley. Que no indica en ninguno de sus términos que cada firmante debe hacerlo frente a un escribano o autoridad similar. Solo habla de reunir el 20% o más del padrón electoral, hecho que ocurrió. Solo un tremendo esfuerzo de imaginación nos permitiría ver de qué manera podrían recolectarse firmas casa por casa con un escribano a cuestas. En fin…

Acá la reflexión. ¿Hasta dónde el poder político de turno (hoy Diedrich, antes Martínez, mañana vaya a saber quién) tiene reales intenciones de que se exprese la voluntad popular? ¿A qué le podrían temer los gobernantes si los vecinos se expresaran? Lo real es que con episodios como los que se están viviendo en La Bolsa, la Ley 8102, en lo que hace a estos aspectos, termina siendo letra muerta. O al menos naufragando en rebuscados recursos legales que apuntan más a bucear minuciosamente en los vicios que pudiera tener una iniciativa, que a incentivar que sean los vecinos los que decidan sobre su propia localidad.

El jueves, en un video dado a conocer a través de algún medio afín a la Comuna, Verónica Diedrich esgrimió argumentos a modo de denuncias. Todo sobre supuestos hechos en los cuales ella nunca resulta responsable de nada. Dijo que el expediente donde consta el pedido de Extraordinarias estaba «en manos de la Justicia»; para luego desdecirse y afirmar que «no se podía entregar porque la abogada de la Comuna hoy no estaba presente». En una alocución que sonó a bien aprendida de lo escrito por una pluma tal vez más inspirada que la suya, deslindó responsabilidades, acusó a unos cuantos y se tomó su tiempo para remarcar un par de veces la «honestidad y la transparencia» con que se hace todo allí.

Final de historia (por ahora). Los vecinos, a la noche volvieron a convocarse en asamblea popular para definir los pasos a seguir. Están dispuestos a ser escuchados y a hacer sentir su opinión. Como debiera ser en cualquier ámbito democrático que se precie de tal, y -por otra parte- como lo dispone la Ley que los gobierna.

nakasone